miércoles, 17 de febrero de 2010

LOS NIÑOS DE KERRGALLO (XXXI). De las aguas, las orillas y los puentes (1)




En alguna parte de este relato, muy al principio, expresé mi impotencia para predecir por donde podrían ir las cosas, hasta donde yo podría llegar, el día que tras visitar aquella aldea y conocer las carencias alimenticias de los chicos, decidí llevarles cada día una cierta cantidad de comida. ¿Y si después no puedo mantener la misma cantidad ? ¿Y si las cosas se torcieran… ? me decía a mí mismo tan acostumbrado, no siempre con éxito, a tratar de tener las cosas controladas…

No encontré respuestas a ninguna de mis dudas, mientras dejaba atrás el compromiso que había adquirido frente aquellas gentes, y los rostros de esperanza que adivinaba al verles  por el retrovisor del viejo Patrol agitando sus manos en despedida. A la espera del hatillo de arroz y cebollas que debería volver a llegar mañana, y pasado, y así hasta ..cuándo ?

Y expresé que nada tan lúcido para el ser humano como ser consciente de su profunda, total, impotencia. Nada tan lúcido. Por ello decidí dejar en manos de Quien sí tiene capacidad que las cosas fueran por donde tuvieran que ir.

 Me rendí profundamente a mi impotencia, justo cuando iba a comenzar la batalla  y en el momento de lanzarme al frente.

Cualquier gnóstico, cualquier advaita, cualquier sufi, cualquier conocedor de la Realidad, de haber tenido conocimiento de ésto, habría dicho que en esa declaración de impotencia íntima y remisión más allá de los asuntos , estaba la clave de todo lo que habría de suceder después , de una manera, aparentemente inexplicable. Como un tornado salido de no se sabe donde, dirigido con la determinación de una espada que taja y penetra la realidad inmisericordemente.

Eso habría yo de comprenderlo posteriormente.

A partir de ahí, el asunto estribaba una vez más, en mantenerse alerta para tratar de leer correctamente los mensajes. Tratar de ser tan solo consciente de la dirección de los acontecimientos, para dejarse llevar por ellos. Lograr la sintonía. No dejarse caer, una vez más, en la trampa de la prepotencia,  de la ilusión del ego.

Al releer ayer a M. Gandhi, mientras cruzaba el río tras un año de no poner los pies en la otra parte, me topé con una frase perfecta, entre todas las perlas de sabiduría salidas de su boca y de su pluma . « Dios actúa a través de las personas ». Me quedé con esa frase clavada mientras contemplaba el azul de esa tempana hora de la mañana encajada entre el cielo inabarcable y la grandiosa desmbocadura del Río Gambia. La realidad que la frase señalaba estaba encerrada en el inaccesible centro de un  diamante que podía ser observada desde todas sus pulidas facetas.

Esa corriente nos ha llevado a muchas cosas. Nos ha traído a muchas personas. Nos ha hecho llegar a muchos corazones. Nos ha descubierto posibilidades inimaginables para mí en aquellos primeros pasos.

Más que nunca, al contemplar los acontecimientos, a pesar de las palabras en extremo amables y loatorias de mis amigos que no ven las cosas como yo las veo, soy consciente que en el abandono y en la declaración de impotencia han estado las claves de este mágico devenir de las cosas.

No soy yo quien la hace : sois ese « vosotros », tan real y tan ficticio a la vez.

Dejemos pues que las cosas sigan su curso.


He creido entender mi papel instrumental en esta deriva. Servir de puente. Los puentes sirven para pasar rios, tajos, incluso abismos...Sirven para acercar orillas y lo que en ellas se encuentra. Los puentes son una mano tendida entre dos universos. Un rudimentario agujero de gusano que nos pone en contacto con una impensable realidad. Los puentes sirven para contemplar la orilla de la que procedemos, y desde otro universo contemplar la variedad, ver el espectro de nosotros mismos sentado en la otra parte del río, o de esa parte de nosotros que consideramos parte del paisaje dejado atrás, y descubrir que tan solo es una posibilidad, tal vez una trampa, una ilusiuón en suma, asumida como única realidad.

Los puentes sirven para contemplar desde lo alto como el rio que transcurre bajo su arcadas es siempre el mismo siendo que jamás son las mismas aguas las que ves, sino otras. Otras que son parte de una masa inconmensurable. Una masa cuya cohesión contiene una fuerza incontenible pero que por otra parte encierra una sutil y frágil  conexión entre sus partes, de manera que siendo tan fácil aislar de ella una gota, aislarse, al hacerlo el más perentorio destino de esa gota es secarse, desparecer…Nos empeñamos en ser gotas, presas de la ilusión de la identidad separada de lo único que en realidad te identifica, en la medida que pierdas la identidad de gotita para fundirte con la fuente de la que procedes que es al final tu único destino oceánico. Tu única razón de ser. Eres porque el océano es, pues sin él no eres nada. Tu destino es la nada.

Desbocada carrera hacia una identidad imposible, entretejida de carencias y sufrimientos de los que  no pueden entenderse el por qué, pues entenderlo sería abandonar tu supuesta razón de ser : tú. Dejar de ser lo que delirantemente crees que eres, para simplemente sentir la identidad del océano, que es lo único que es

Los puentes sirven para viajar a la otra orilla, y sentados en esa ribera dejar de estar excindidos de la otra parte de ese calidoscópico espejo. Los puentes sirven para pasar a esa otra parte del espejo.

La orillas sirven para sentarse a contemplar el agua y aprender de su simbolismo. El agua sirve para comprender la inutil rigidez de la orillas y su escisión. Los puentes sirven para mirar todo eso desde lo alto.

De vez en cuando, los puentes sirven para colgarse de ellos por el cuello, o para precipirase desde ellos  a las aguas,  atado a la roca de tu estrechez de cuello,  que te sepulte, inamovible una vez más, en el fondo de lo que te has negado a contemplar, aunque siempre le puedas culpar de ello al puente…


Y de vez en cuando los perfiles de los adoquines del puente, o las rendijas entre sus tablones, sirven para que viajeros extraviados por falta de buena guía, sin saber a donde van ( todavía) dejen incrustados en ellos las porquerías pegadas a las suelas de sus zapatillas de andar por casa, que no por el mundo, absortos por sus propias inmundicias , incapaces de ver el panorama que se abre ante ellos. Deseosos de regresar a su orilla. Cuanto antes.
 

Han sido , una vez más , las circustancias las que me llevan a realizar un pequeño cambio que debe de  suponer la consolidadción de ese perfil de relación pergeñado entre todos (es una manera de expresarlo...) los que se han ido implicando en esta historia de El Color de la Papaya.

Esa es la segunda parte de este escrito. Su consecuencia.

Ahmed

6 comentarios:

isaama dijo...

Junto a este río deseo quedarme -pensó Siddharta-. Es el mismo por el que un amable barquero me condujo al camino de los humanos, de los niños. Me dirigiré a su vivienda. Desde su choza me encaminó entonces hacia una nueva vida, que ahora ya está vieja y muerta. ¡Que mi nuevo camino también empiece desde allí.
Observaba la corriente con cariño, su verde transparencia, sus ondas cristalinas, con dibujos llenos de misterio. Contempló las perlas claras que subían desde el fondo, las burbujas que flotaban en la superficie, el espejo del azul del cielo. El río también le miraba con sus mil ojos, verdes, blancos, ambarinos, celestes. ¡Cuánto amaba aquella corriente! ¡Cuántas cosas le agradecía! Desde el interior de su corazón escuchaba la voz que despertaba de nuevo y le decía:
¡Ama a este río! ¡Quédate con él! ¡Aprende de él!

miguel c.c. urquiza dijo...

el autor de este blog debe ser una persona especialmente sensible y curtida en distintas batallas. Combate la hostilidad con la ternura y el compromiso. Y seguramente con la sonrisa. (Miguel Ángel)

Historias de África dijo...

amigo... me alegro de verte por aquí de nuevo... espero si te apetece nos cuentes en breve algo sobre kerrgallo. david

Ahmed dijo...

Hola David. Como comenté en algún reciente post, el hecho de que se avecina la fiesta del aniversario del Profesta, ha hecho que la cosas se paralicen en la escuela.
Esta, junto con la fiesta de final de Ramadan y la Fiesta del Cordero, son las tres importantes fiestas del Islam. Y en este caso los chavales aprovechan para ver a sus familias, ocasión que hace que sus visitas se prolonguen al menos por dos semanas.

Esto ha paralizado las cosas: la construcción de la escuela, que ya se ha levantado hasta los dos metros. Las visitas a Heike se han paralizado por la misma razón. La organización pergeñada , en grupos de 10 para empezar a encauzar los hábitos de limpieza, lo mismo.
Por otra parte y a la espera de esos dos tercios de chicos ausentes por el momento, se han comprado las maderas que harán parte del entramado del techo. En los próximos días se hará lo mismo con los hierros para el techo, así mismo, y se les darán al herrero para que empiece a trabajar en ello. Y el lunes que estarán aquí Marta y Gabi, con los fondos que han recogido para la realización del pozo que sustituirá el que se ha secado. He quedado con el operario que manda Njawara para que se comiencen los trabajos si Maese Gabi y Mdame Marta, así lo considerasen conveniente, en su nombre y en de sus representados (Jaume, Flor y Pablo).

Por otra parte voy avanzando en mis conderaciones de consolidar esta acción en Kerrgallo y esta dinámica de cooperación que a tantas personas y organizaciones ha merecido interés, planteando una plataforma que dote a esta acción de un perfil jurídico diferente, en tanto que Organización de Caridad, a la que he invitado a presidir y componer a las siguientes personas locales: el profesor de la escuela Mr Yuma Njay, el presidente de Njawara, Agricultural Training Center, Mr Jobe, la Presidenta de la Asociación de Mujeres de Kerrgallo, el presidente del comité de desarrollo ciudadano de Kerrgallo, e hijo del Imam de la aldea, Omar, y al secretario del mismo comité e hijo del Alcalo, Modu Sowe.

A la espera de que los chavales, en su mayoría ausentes, vuelvan, para reiniciar los temas pendientes.
Nada más, como veréis.

Un saludo

Querido Miguel Angel, me alegra que hayas podido entrar al blog. Hablamos por email. Un abrazo

Gabriel Massana dijo...

No va de puentes pero en TripAdvisor he visto una foto que alguien colgó en la página de la Granja y ... ¡¡¡Que pasada la huerta!!! Las plantas estan gigantes!!!

Anónimo dijo...

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