viernes, 30 de abril de 2010

LOS NIÑOS DE KERRGALLO (LXIII). Un nuevo paso entre todos




Estas semanas atrás los chavales se afanaban en reparar las cabañas en las que viven.

Cabañas de barro y techados de paja . Nada de ello dura mucho y la paja hay que sustituirla cada año o casi. Los pequeños edificios de barro no corren mucha mejor suerte y ellos también los reparan cuando es necesario.

Uno de los varios Abubakar me enseñaba orgulloso antes de ayer la nueva cabaña que habían levantado. Con la tierra humedecida de nuevo, obtenida  de los restos que se amontonaban en el suelo de otra cabaña que se derrumbó hace un año. Volvieron a hacer los bloques de barro, y otra vez esa tierra ha servido para sostener un entramado de palos y paja que hace el tejado.

Es la “forma local” con que los pobres construyen aquí sus casas: tierra batida, agua, paja y maderos y una chapa para la puerta y un hueco que hacen de ventana.

Hacía tiempo que se me había pasado por la cabeza, y habíamos soltado los globos al aire...”sería fantástico que un día se pudiera hacer una casa dormitorio para estos chavales..”. Alguien recogería ese ruego un día u otro. De eso estaba yo seguro. Así había sido desde que empezó esta historia.

Curiosa historia ¿cuántos meses han pasado desde el último ramadam? Era verano y las jornadas se prolongaban más de lo deseado. Ocho meses tal vez, no lo sé. Aún recuerdo cuando  en aquella primera conversación exploratoria con el hijo del Alcalo, para conocer la situación de esos muchachos, hice unas cuentas rápidas para calcular unos kilos de arroz, de pescado, algunas cebollas, aceite, jumbo y otras menudencias, para una comida extra...cada día.

Aún recuerdo el rosario de cerezas que engarzaban problema a carencia, carencia a desastre, y vuelta a empezar.

¿Por dónde empezar? ¿cómo dice aquel aforismo chino? “¿sabes como se hace un camino a pié de 5000 kilómetros? Pues no lo sé. Pues dando un paso y después otro, uno detrás de otro...”

Antes de que me pudiera dar cuenta ya no percibía mis pies entre una maraña de ellos. Eran muchos pies los que caminaban y la realidad volvía a demostrarnos que eso del tiempo y el espacio es relativo. Ambos se habían encogido . La montaña no era tal. La realidad se difuminaba mientras  la retórica y otras cosas que pertenecían a una realidad menos tangible,  se acercaba a la realidad. Los problemas engarzados que se habían hecho cerezas metafóricamente, se convirtieron en dulces frutas inesperadas. Resolver los amargos asuntos de esa comunidad se había convertido en algo dulce, y la solución de los problemas de los demás se tornaban la solución a los míos. Alquimia.

En un lugar en donde la dureza de las circunstancias, entendiéndose entre ellas,  y sobre todo,  los propios corazones, en donde casi nadie hace nada por nada, en donde el interés marca la respiración de todo lo mal viviente, hasta convertir la atmósfera en algo asfixiante, irrespirable, no hay mejor manera de romper la tela de araña que  ir exactamente en su contra. Romper el maleficio que te susurra para que hagas lo mismo.

No hay nada mejor para romperle las pelotas al Enemigo, que conocerlo, saber quien es,  conocer sus tácticas, y  saber  donde se esconde. Y hacer lo contrario que se espera que hagas.

No hay más reconfortante grito que el que grita “ libertad”, en medio de un marasmo de seres humanos auto esclavizados por sí mismos. . Nadie nos oprime más profundamente que  nuestras propias cadenas interiores.

 Isaama. Vuelve a amanecer, que no es poco.




Ayer se lo decía al Profesor y a un grupo de los chavales. “Tendremos el dinero para empezar a comprar los materiales para hacer un hogar para los niños..” No salían de su estupefacción, no habría manera de describir la luz de sus rostros, mientras yo imaginaba el edificio Mr Yuma Njay me decía “Si vd trae los materiales , yo buscaré los albañiles”. Los chavales volverán a hacer los bloques.

Eso es lo que yo quería oir...No se trataba simplemente  de hacer el camino, sino de hacerlo de una determinada manera. Tan importante era llegar, como la forma de recorrerlo. Esas eran las dos caras del asunto.

Había que hacerlo todos juntos. Gracias a todos












3 comentarios:

isaama dijo...

Gracias a ti, Ahmed.
Como Sidharta al final de su camino, eres el barquero que nos ayuda a cruzar el río

Anónimo dijo...

david: chapeau... q grandisima noticia

Inma dijo...

otra enhorabuena más!!!!!! me alegro muchisimo de leer tan increibles noticias.
Un saludo