miércoles, 17 de noviembre de 2010

LOS NIÑOS DE KERRGALLO (CVII). La Escuela Práctica de Agricultura de Kerrgallo


-         ¿qué ruido es aquel, Sancho?
- Son perros, mi señor.
- Pero son muchos y se les oye poco...
- Ciertamente maese, que son legión, pero es que andan afanados  entre los ladridos y lamerse la pija. Y a fe mía que  tienen dificultad para hacer las dos cosas a la vez...
- Cabalga amigo, cabalga, que hay bondad  en tenellos lejos, más  no  por los ladridos, sino porque en habiéndolos así  más posibles hay que no se nos ayunten las pulgas y el mal olor. Cabalga...


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Cabalguemos ¡¡ 




Para mí existe una culminación de esta acción sobre Los Niños de Kerrgallo. Un proyecto que abordaría todos los elementos necesarios para esa comunidad, una vez les vamos facilitando ya los recursos primarios que este año que se va ha supuesto.

El futuro es La Escuela de Agricultura: Una explotación agraria basada en los 5000 m2 adjuntos a la explanada que supondría:

a)      rematar la lucha contra la desnutrición crónica al aportarles suministro constante de verduras (apoyado por las proteínas de origen animal que el rebaño de cabras facilitará)
b)      Hacer que esa comunidad se sostenga por su propio pie, y por tanto pueda prescindir de la caridad de los demás, al levantar una empresa agrícola , con cuyos excedentes comercializados pueda sea autosuficiente, inclusive para edificar más aulas en el futuro, o más casas dormitorios.
c)       facilitar el aprendizaje de una agricultura moderna, inexistente en estas tierras, que de a los chicos y chicas un oficio con el que volver a lo único que el africano tiene,  su tierra, para poder dignamente vivir de ella, y con salud.

La experiencia de la huerta piloto, me ha planteado que el problema no va a ser conseguir los fondos para implementar el proyecto. Sino una vez más el Factor Humano: ese proyecto requiere de una dirección y monitorización que nosotros no le podemos dar, tiene que ser aportado desde fuera, desde España, dentro de un proyecto global, que incluya la involucración de profesionales que estén dispuestos voluntariamente y coordinadamente en el tiempo a desarrollar in situ ese proyecto en tanto que explotación agraria y en tanto que escuela de práctica de agricultura.

Esa sería la culminación y el final de esta acción respecto a Los niños de Kerrgallo. »


Las fotos son de frutos de la huerta obtenidas por Gabi Massana



Esta fué la última vez que por escrito en el pasado septiembre, volvía a exponer lo que a mi juicio es la culminación de esta acción global sobre esta pequeña comunidad.

Fué hace un año cuando una oenegé anunció una donación extraordinaria de 25 sacos de arroz para la escuela. Era la primera vez que ello sucedía, y como siempre, la realidad nos ha colocado en la tesitura de administratarla con sensatez, teniendo presente que no es suficiente hacer caridad o solidaridad, y que más allá de los efectos emocionales del acto de donación personalemnte puesta en escena, hay que pensar siempre en las consecuencias derivadas del contenido de la acción así como de la manera  en que se realiza, para proteger a aquellos a la que va dirigida. Esa ha sido nuestra prioridad : la acción bien conducida, el evitar los daños colaterales.

Hemos considerado que hay que facilitar las cosas necesarias, pero con mesura, en la medida que no puede derramarse, por razones obvias, con la abundancia que rompe toda lógica y esquemas de aquel que nada tiene.

Haber aceptado que un día se les diera 3.000 lápices de colores que esa oenegé les facilitó, fué suficiente para darme cuenta del error que había cometido. No se volvería a repetir pues ya habíamos aprendido la lección que el absurdo desprende.

Aún así , aquella mañana, presente los benefactores en la explanada se les anunció a la comunidad de su generosa donación de arroz, y que sería adminstrada aportándoles 5 kilos diarios, para cubrir ese 30% de sus necesidad diaria, tres sacos de arroz al mes.

Y aún así, aún y que no se hicieran presentes esos 25 sacos, conocer su misma existencia por ellos estimé que podía tener consecuencias negativas . Por ello y bajo aquel mango de la que sería la futura pequeña huerta, les hablé a los muchachos y al profesor, durante escasos 15 minutos : « no penseis que el arroz va a caer del cielo, siempre. Hay que ponerse a trabajar. Vamos a construir , vais a construir una huerta aquí mismo, cubierta con hojas de palma que atenúen la radiación solar, y cercada para que los animales no la estropéen, y si esta experiencia sale bien, mostráis interés en luchar por vosotros mismos, yo os prometo que para el año que viene, si Dios quiere,  procuraré que podais disponer de una huerta más grande, que se amplie a todo este campo que entorna esta pequeña huerta que vais a hacer. Depende, pues, de vosotros »




La reacción de aquellos chavales fué extraordinaria. Sería la primera vez, en verdad, que yo comprendería estar ante una realidad humana diferente. Extraños a eso de pedir a los blancos, más ajenos aún a esperar que los demás les solucionaran sus necesidades, habituados a la escasez y a trabajar parte del día mientras la otra parte la dedicaban a estudiar, aquellos chicos , dotados de un liderazgo sabio por parte de su tutor, cubrieron en tres semanas 250 m2 con docenas de postes que soportaban un entramado de cientos de ramas de palmera. Una lección de coraje y disciplina.

Esto trajo para mí otra consecuencia : por nada del mundo habría de dejar que los errores en las donaciones mermaran un ápice esa disposición a la lucha : jamás se les entregaría nada directamente, jamás se les daría nada en abundancia , jamás se les daría nada supérfluo , jamás se desdibujaría que  ellos debían de ser  los protagonistas del esfuerzo.

Y por nuestra parte que no dejaríamos de pedirles a ellos, éso.Tampoco pediríamos jamás a los blancos nada material. Levantaríamos junto con nuestro hermano Yuma nuestras plegarias al Dador de Todas la Cosas, mostraríamos la realidad quien quisiera verla , sin manipulaciones emocionales, sin dar pena, con la misma alegría y resignación que esos chavales aceptaban las condiciones de su existencia, y esperaríamos que las cosas sucedieran.






 "Y ¿qué puede hacer el ladrido de los perros para que el cielo se derrumbe?" Los perros están emboscados en la oscuridad y consumidos por ella.




 
Y así fueron sucediendo las cosas de manera extraordinaria. Y de esa manera aparecieron un día dos ángeles que mutaron sus alas por mochilas al entrar en contacto con esta realidad. Se llamaban , Aitor y Chiara. Y la huertecilla se arrancó. Ellos  les enseñaron a hacer compost, a preparar semilleros y les dieron unas pautas de actuación para el cuidado de la huerta. Se desplegó en aquella explanada por primera vez en toda su extensión el factor humano como clave de la verdadera alquimia, la que transforma a través del amor a todas las partes implicadas. La que destruye la nefasta y estéril ficción de donante/receptor, la que sacude el corazón de aquel que queriendo y creyendo dar, y que ciertamente haciéndolo, comprende que el paraíso, la clave de la felicidad, está en  elegir servir a los demás. Y que por ello el esfuerzo que supone cada día irse a pie por los campos para recorrer esos dos kilómetros hasta la aldea, trabajar bajo el sol  la huerta por nada material, acaba percibiéndose como una nadería en comparación con lo que se recibe.

Ésa y no otra es la clave de bóveda que sostiene el mundo, y que en su defecto, cuando esa piedra angular hecha de oro celestial acabe por deshacerse por mor del individualismo, el materialismo, el interés, la deshumanización en suma,  lo destruirá haciendo que se desplome sobre la ceguera de sus corazones, hasta que el Hombre derrotado vuelva a comprender la Realidad.

El alma agobiada, exhausta por  no recibir su genuino sustento, que se adentra en ese túnel, descubre de sopetón la exclarecedora visión de la trampa en la que se le ha obligado a mal vivir. Y ya no volverá a ser la misma.

Esa fué la historia de la pequeña huerta y de alguna cosas más, que como siempre entretejían la realidad de un formato coalidoscópico.

Habría de pasar el tiempo, y ayer mismo Yuma me decía que la experiencia de esa huerta había sido muy positiva pues les había aportado alimentos.



Habría de pasar el tiempo y yo comprendería que los ruegos a lo Alto debían de ser más precisos. No bastaba con echar  a andar una idea. Es este caso el asunto se mostró más complejo : nio siquiera una huerta mediana, podría funcionar sin un Aitor y una Chiara que permanentemente condujera su deriva, crearan una disciplina de trabajo en los chicos y acrisolaran la enseñanza implícita.

Mucho menos, sin esos requisitos, se pondría en marcha lo, que con el paso de los meses, percibí como el Proyecto, la iniciativa definitiva para lograr resolver los mayores problemas de esa comunidad : alimentación, autosostenimiento económico y aportación de una especialización profesional que fuera más allá de las cosas que aprendían en la escuela.

Habíamos hecho la escuelita, comenzábamos a hacer la Casa Dormitorio…esta historia debía de culminarse. Había que dotarles del impulso definitivo para que volaran por ellos solos.





No nos habíamos dedicado a dar pena, por los « pobrecitos niños » (« Ay, mi niño¡¡ si tu supieras cuánto he llorado yo por estos niños¡¡ » blablablá y  blablabá.

No nos hemos centrado en la materialidad, sino en la alquimia espiritual, sacándole al meollo del asunto los jugos más sustanciosos, los que afectan a la mente, al corazón, a la conciencia, a la forma de vida, a la revolución espiritual necesaria que renueve al hombre, y que le dote de esperanza.

Este discurso no lo pueden entender los perros que tratan de destruir esta experiencia, con infamias, maledicencias y calumnias frente a los viajeros, en los foros y poniendo denuncias futiles en los despachos y a quienes  la sustentan, y no estamos interesados en aprender su lenguaje para explicárselo. Su destino es lamerse eternamente la pija.

Nos enorgullecemos de que nuestras banderas son las de la realidad y las levantamos desafiantes sabedores hasta la médula que la luz se sobrepone a la oscuridad.

El Mal moviliza sus peones, y el Sumo Bien los suyos.

Por ello desde hace meses cada vez que se acercaba un viajero solidario hasta estos pagos, le hablábamos que nuestra idea del proyecto definitivo. Habíamos llegado a una conclusión : el mismo no se podría realizar solo con ideas, ni fundamentalmente desde aquí. Escapaba a mi posibilidad estando sobre el terreno la implementación clave : el proyecto debería ser dirigido y coordinado desde España.

Los pasos a dar deberían ser los siguientes :

1.- Uno o varios profesionales de la agricultura deberían constituir el núcleo rector del proyecto, cuya función fuera :

a)      redactar utilizando y ampliando los documentos realizados, el Proyecto sobre el papel
b)      A este núcleo debería unírseles los amigos colaboradores organizados (ONGs) que conociendo por experiencia los vericuetos para obtener la financiación se encargaran de obtenerla.
c)      Se debería de realizar la política necesaria de comunicación y captación para encuadrar en un programa humano , coordinado en el tiempo, a las personas que como voluntarios, pagándose sus gastos, estuvieran dispuestos a implementar , bajo la dirección técnica de ese núcleo rector, sobre el terreno, el proyecto. Agricultores, universitarios de agronomía, ingenieros, trabajadores…

2.- Si no se conseguía financiación de golpe, echaríamos a andar con lo que tuviéramos, con la seguridad absoluta que lo necesario llegará en su momento. Si Dios quiere, claro.


Nos dedicamos a exponer ésto durante meses a quien quería escucharnos .

Yuma dice que quien no da las gracias a los hombres por lo que de bien nos hacen, es no dárselas a Dios. Es un hadiz del Profeta.

Gandhi dice que Dios actua a través de los hombres.

Así que es a Dios y a lo mejor que hay en el ser humano, ante quien hemos levantado esta plegaria, con la seguridad que las cosas llegarían cuando tuvieran que llegar.

Primero fué Iñaki quien recogió la llamada y como en una cadena de atalayas, prendió desde la suya la hoguera que nos avanzaba hacia delante. Alguién fue alcanzado por esa llama, y volvió a prenderse otra cima. Después llegarían Silvia y Damián, y resultó , al cabo de no sé cuantos días, y tras escuchar las cosas que decíamos y ver las cosas que hacíamos , que él era ingeniero agrónomo…las cumbres se llenaron de fueguitos y hoy ya nos hemos puesto en marcha. Vamos a por ello. Vamos a por ello.

Desde aquí os animo a todos esos amigos que habéis asumido el primer paso , a constituir ese núcleo rector y a trabajar coordinados , en la redacción del proyecto, en el establecimiento de los contactos tendentes a buscar financiación como a movilizar el factor humano imprescindible para levantar una explotación agraria y instituir una Escuela Práctica de Agricultura.

En este proyecto final debe de brillar como  algo tan importante en sí, como la misma acción y la provisión de los recursos necesarios para hacerla, aquello que como testimonio y mensaje de esperanza ante tanta buena gente quemada de los timos, los protagonismos y los egos, es el mensaje que se desprende de la manera de hacer las cosas en El Color de la Papaya que hemos implementado en este año .

En ese sentido me dirigía recientemente a los amigos que han dado ya un paso al frente, individuos y organizaciones, con este ruego :

« Condiciones que creo deben de respetarse: sean individuos u
organizaciones, deberá evitarse escrupulósamente la personalización de
los esfuerzos, conservando el carácter abierto y colectivo de la
iniciativa.

a)El hecho de que pueda ser una organización sobre la que se deposite,
si es que se depositara,  la responsabilidad de la gestión de búsqueda
de fondos, no autorizaría a esta organización a asumir mediáticamente
el protagonismo de la acción global (hemos aprendido de lo sucedido
con Kemo, en donde el fin y el desarrollo de la acción fué obra de
muchísimas personas, y tan solo la ONG que puso los papeles,   para
que fuera posible, capitalizó el rendimiento mediático, poniendo en
marcha una política de comunicación centrada en sí mismos, colgándole al niño un cartel que decía « Gracias fulanitos (=nombre de la oenegé) », y sacando una fotito muy mona. De verguenza.

No se trata de que sean unos u otros, o muchos quienes  « rentabilicen » esas cosas desde
el punto de vista egóico, ni por unos ni por otros, se trata de no
introducir en la dinámica elementos nefastos para la hermandad y
lealtad de la acción, y para preservar el carácter pedagógico de una
manera diferente de hacer las cosas. Se trata de apartar de la acción
solidaria el  "carácter empresarial" que acaba exigiendo la
optimización publicitaria de las acciones para la recaudación futura
de más fondos, y el engrosamiento de un currículum solidario.

b)Yo no participaría en ninguna acción en donde lo recaudado no fuera
a parar integramente a los beneficiados. También hemos aprendido del
primer proyecto que le pasé a una ONG para que obtuviera los fondos,
en donde de un presupuesto estimado por mí en X en el anteproyecto que
les envié, a la hora de presentarlo por su parte a la empresa que
debería de haber aportado los fondos, fué multiplicado por 4. El
fracaso de aquella iniciativa mantiene en el limbo de lo desconocido
cual hubiera sido o no el dinero llegado a mis manos para su gestión.

Con estas matizaciones que me permito poner como condicionantes,
pretendo que la filosofía de acción que ha envuelto nuestras energía
dedicadas a la aldea , se preserven.:

1) transparencia total en el tema económico
2) carácter colectivo de la misma »


Ánimo, que podemos hacerlo, amigos y amigas ¡¡¡ La Escuela Práctica de Agricultura de Kerrgallo, que beneficará a la escuela, culminando nuestra acción para con ella, y a la aldea y comarca, en los conocimientos que de allá deberán expandirse.

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