viernes, 19 de agosto de 2011

LOS NIÑOS DE KERRGALLO CXXXIII. Hace ya dos años...


Hace dos meses de Ramadán que comenzó esta historia con los niños de
la explanada. Dos años lunares.. Meses después de aquel comienzo, cuando el flujo de
apoyos comenzó a llegar,  y  al permitirnos ello aspirar a un plan
integral para esa comunidad, pensé que dicho plan debería de
culminarse en dos años como máximo.

Esa fecha estaba ligada estrictamente al proyecto de  la huerta. Es

decir a la puesta en marcha de los elementos que pudieran darles a ese
grupo de niños los elementos necesarios para sostenerse por sí solos.

Como es obvio esto era lo fundamental: la sostenibilidad en tanto que realidad, y en
tanto que reto para esa comunidad, quisieran o no quisieran
afrontarlo. Pues la culminación de la ayuda a un necesitado no es otra
que la de verle arrojar la muleta que circunstancialmente se le ha
facilitado

Así ha sido. Con el paso  de los meses se acababan los edificios

necesarios para darles una cierta dignidad de vida y un marco
académico adecuado que fundamentalmente contuviera la infraestructura
que exige el Ministerio de Educación para integrar la escuela Ahlulahi
 bajo la tutela y control de dicho ministerio: edificios escolares,
edificio comedor cocina y retretes.

Ese  tercer ámbito , el de la sostenibilidad,  estaba centrado en la

Granja Escuela. La huerta que comenzó con una experiencia de 250 m2
pasaba un año después a la segunda fase.
 No ha sido factible concitar la colaboración de voluntarios agrónomos
para edificar esa escuela y esa explotación, pero sí se les ha dotado
del pozo, la bomba de agua, el depósito y el generador, que les coloca
en situación de explotar los 6000 m2 adjuntos.




Junto a ello, ya le habíamos anunciado al profesor, que no les

abandonaríamos en la transición , puesto que mantendríamos en pie los
otros dos instrumentos que les habíamos dotado para que obtuvieran
ingresos: el restaurante de la huerta, y la tienda virtual de batiks
así como la participación solidaria de Alfu.

Para quien en dos años , abandonado durante casi dos décadas  de toda

ayuda, ha visto como se derramaba sobre esa explanada un dechado de
medios que trasformarían la vida y el perfil de aquella escuela que
era a la sombra de una árbol, no es fácil volverse a enfrentar al
destino sin esa generosa asistencia, aun y cuando no les abandonemos a
su suerte. Pero es necesario que lo hagan.

Las cosas que se tenían que hacer se han hecho. Siempre se podrían

hacer más...más edificios , más utilidades, pero estimo que, habiendo
llegado a cubrir los objetivos mínimos  que no son pocos, es
imprescindible que asuman el reto de sostenerse por sí mismos una vez
se les ha facilitado la infraestructura para producir en la huerta
durante la época seca. Deben volar por sí solos.

Damos pues , en lo que a nosotros respecta,   por concluido este

proyecto que ha venido en llamarse Los Niños de Kerrgallo.

Como tan importante como las “cosas” hechas , ha sido la manera de

hacerlas, culminar el proyecto es parte de ese mensaje que hemos
querido dar como testimonio de que es posible hacer un tipo de acción
solidaria diferente a la que usa las miserias de los demás para
beneficiarse.  No queremos  darle una prolongación ficticia  forzada
por intereses espurios, por mucho que uno siempre pueda imaginar más
cosas a hacer, pues ello supondría y bien pronto hacerlos
dependientes, evitarles el enfrentarse a gestionar y rentabilizar lo
que se les ha dado.

Esa es la última lección, el último mensaje que queremos dar. Aún y a

sabiendas que una vez hallamos dado ese paso será el momento estelar
de aquellos a los que, por desafinar,  hemos alejado de esa explanada para
definitivamente y sin estorbos explotar la situación. Y corromperla
claro.  No podemos hacer nada al respecto. Al igual que los niños
apadrinados de Berending, cuyo coste escolar real  eran 6 euros al
año, y la directora se los vendía, le cobraba a la oenegé, a  67 euros  y la oenegé a los
padrinos a 150 euros, quedarán ahí en esa explanada unos niños y niñas,
casi 90 que constituirán un buen fondo de comercio para esos brokers
de la solidaridad. Y ¿qué vamos a hacerle? Nada . Nosotros hemos dado
testimonio en nuestra acción, de una manera diferente de entender la
solidaridad y la relación en general con los necesitados. Es lo que
nos correspondía hacer.

A la vez que sentado en la explanada veo acabar el proyecto en su

diseño infraestructural se me hace más patente lo que de alguna manera
estuvo presente a lo largo de estos dos años que hemos entregado a
esta comunidad: lo verdaderamente importante de esta historia fue el
cómo la hicimos, no lo qué hicimos.

No se me mal entienda. El esfuerzo económico y la generosidad de

tantos amigos y amigas que supusieron las donaciones que hicieron
factible que una comunidad escuela que no tenía nada de nada pasase a
disponer de los medios necesarios en los ámbitos académicos, de
elementos mínimos para una vida decente y de instrumentos de
sostenibilidad, es algo simplemente grandioso que lleva nombres y
apellidos, gracias a los cuales fue posible el milagro. Quede esto
bien claro. Y muy grande es mi agradecimiento y estima por todos ellos
que lo hicieron posible . Ellos aportaron los instrumentos con los que
habría de tocarse el concierto

Un buena parte de la  causa en mi silencio estas semanas atrás es el

silencio preñado del  desfondamiento que sigue al esfuerzo, como el
que queda al mirar los trastos e instrumentos de un escenario vacío
donde hasta hace un rato se interpretó un concierto, del que tú eras
parte fundamental.

Las reverberaciones de unos ecos  aún en el aire de una interpretación

apasionada que desde la subjetividad se siente como especial, me
llevan a la reflexión de que la manera en que se ejecutan  son las que
dan  el último sentido a las acciones. En este caso los edificios
quedarán ahí para siempre y cumplirán su insustituible misión de
haberles dotado de una infraestructura decente a esos niños y niñas.
Pero ¿qué nos queda de la música? Qué nos queda de la forma como
interferimos sobre la realidad cuya razón de ser no era otra que
levantar una bandera, esparcir a los cuatro vientos un mensaje de
esperanza ? Era una música para otros, para los donantes, para los
espectadores, para ese registro de los testimonios, para el futuro,
pues mires donde mires en este mundo podrido lo que se advierte es la
urgente necesidad de barrer la corrupción, barrer a los corruptos y
sentar las bases de lo que será el nuevo mundo...

Una manera diferente de entender la solidaridad y la acción.

Transparencia frente a ni hay datos ni se les espera. Honestidad
radical frente a instrumentalización empresarial de las miserias de
los demás. Factor humano versus dinerillo (de los otros).

Gracias a todos los que lo hicieron posible, a todos los que,

confiando en nosotros,  facilitaron los instrumentos. Y gracias sobre
todo a ese cantor extraordinario, a ese amigo,  que , enamorado de esa
música que un día escuchara, hizo llegar muy lejos,  con su voz,  un
canto entusiasmado  de amor y esperanza. Sin él no hubiera sido
posible el eco de este concierto, y nos hubiéramos quedado como
empezamos: como músicos callejeros que en un rincón del arrabal  de la
miseria, ensimismados,  desgranan una melodía sin esperar que nadie se
pare a escucharla y menos a echar unas monedas, porque al fin y al
cabo  lo verdaderamente  importante era la música...

Siempre estaremos cerca de  los niños y niñas de esa explanada a quienes dimos dos años de nuestra vida, día a día, pero ahora deben de intentar volar por sí mismos. Otra cosa sería hacerlos dependientes y mendicantes. Y han sido excesivas las cosas hechas en el último año...


La vida sigue y con ella las dificultades de las gentes con las que estamos comprometidos mientras vivamos entre ellos.



El Color de la Papaya, como Organización de Caridad,  centrará su acción a àrtir de ahora en dar soporte a las mujeres y los niños de pecho, como lo estamos haciendo desde hace meses, tras habernos topado con la realidad que Zainab y Alhagi nos mostraron. Quizá esto sea el germen de un futuro pequeño centro nutricional. No  lo sé, como tampoco sabía cuando empecé a llevar a Kerrgallo un hatillo con comida para hacer un arroz extra al día que aquello acabaría en lo que ha acabado. Como siempre,  Dios dirá.

Respecto al estado de cuentas será actualizado en breve, quedando pendiente en las próximas fechas los flecos de puertas de los retretes, los sobres de madera de la nueva aula y la pintura de dos edificios. Cuando ello se acabe cerraremos la acción a nivel contable