jueves, 23 de junio de 2011

LOS NIÑOS DE KERRGALLO CXXXII. Alhagi, la otra cara de una moneda llamada Zainab.

En el post anterior comentaba cómo los chicos se habían concentrado en las últimas semanas en adecentar las cabañas y la explanada en general, ante la inminente celebración de un acontecimiento importante que debía reunir a una buena cantidad de padres , así como todo tipo de autoridades locales. El significado del acto estaba claro: mostrar la envergadura del desarrollo de la escuela, desde el punto de vista infraestructural, y acompañar dicha presentación con una demostración académica de los progresos de los chavales.

En medio de la explanada se levantó una gran carpa que acogería a los invitados al acontecimiento. Los muchachos y chicas , sentados en los pupitres, emperando a que comenzaran los actos que llevarían hasta el final del día.

El grueso del público lo compusieron las madres de los alumnos y alumnas. Muchas de ellas hubieron de viajar desde Senegal y Guinea, así como desde la misma Gambia. Todo el mundo consideró un éxito el encuentro, la presentación de la nueva escuela, los progresos de los chavales y la transformación general que hacía de esa explanada un lugar irreconocible si miramos tan solo un año y medio atrás.

Contemplar el espectáculo desde la prudente distancia de la sombra de uno de esos árboles alejados del centro de la explanada  que no hace mucho recogía a esos chavales, me  producía una sensación de plenitud. De haber llegado casi a la meta propuesta, mucho más allá de lo que nos hizo acercarnos a esa comunidad y que con el paso de los meses iba adquiriendo ese perfil total, integral , de desarrollo de una comunidad. Esa misma distancia física desde donde contemplaba los hechos me patentizaba lo que siempre he sabido y he deseado: que serán ellos los que deban de quedarse solos. Solos para  que puedan continuar el camino, pues serán ellos los que deberán de hacer la parte más dura: mantener y sacar todo el rendimiento a esas infraestructuras y a las posibilidades que contienen. Nuestra misión allá está concluyendo. El resto es su responsabilidad y su destino. Nosotros no necesitamos jugar a casitas de muñecas con sus camisitas y sus canesús, mientras que de paso se explota la situación de los desheredados y se les hace dependientes. Tan solo el finalizar esa obras, esos flecos . La cumbre para mí  ya está coronada.

Me había propuesto techar al menos los tres nuevos edificios que empezaron a levantarse en esta época seca. Ayer se concluía el techo del edificio Nueva Aula.


La casa Dormitorio que se adivina en la foto a la otra parte de la explanada pintada de blanco  a falta de acabar las toiletes y traer los colchones, está por tanto casi a punto. El edificio comedor, también techado, tan solo a falta de pintar, y la Nueva Aula ,techada ya,  que nos permitirán seguir trabajando dentro durante las lluvias....

 

Pero algo  va a cambiar dentro de ese edificio recién cubierto. Los 25 m2 que en principio estaban destinados a la  idea de una biblioteca, va a servir para seguir haciendo en condiciones mejores el trabajo que empezamos con los doctores en el dispensario. El cual se ha quedado pequeño, cada tarde el espacio y el tiempo se achican, a la vez que se nos revela la enormidad del servicio que las gentes necesitan, acercándoles esa primera asistencia sanitaria y sobre todo la asistencia a las mujeres, en especial a las madres que amamantan. 


Reunión y sensibilización con las mujeres


A la salida de la reunión con las mujeres. Del edificio comedor

 

Programa de apoyo nutricional

Desde la reunión  que se realizó con las mujeres de las aldeas hemos visto incrementarse en estas semanas el número de ellas que se han ido apuntando al  plan de aporte de vitaminas. Cada semana más, espoleadas por los comentarios positivos de aquellas que ya las están tomando: cómo se sienten mejor, cómo la leche les fluye en mayor cantidad...




En semanas vemos que los resultados son notables, como ya pudimos darnos cuenta con el caso de Zainab que fué lo que nos puso tras este objetivo, y,  la verdad,  pocas cosas dan tanta satisfacción como ver la resolución o al menos la mejoría notable de un problema grave.


Porque el asunto de la desnutrición de las mujeres madres que dan pecho es un tema muy grave. No solo por ellas, que son lo primero, sino por las consecuencias que tiene esa situación respecto a los bebés y a los niños pequeños. la OMS dice que la alimentación de un ser humano en los primeros 1000 días es capital para su futuro.


Si el caso de Zainab, la esposa de Samba, el jardinero,  nos abrió los ojos y nos sensibilizó empujándonos a esta misión de ayudar a las mujeres , el caso de Alhagi nos ofrece la otra cara de la misma moneda. 

 

Ya habían pasado dos semanas de tratamiento con vitaminas y batidos, antes había pasado por los hospitales de Banjul y de Essau. Y ya se agarraba al batido como quien se agarra a un salvavidas. Antes no podía comer. Nada

¿Quien es Alhagi?

 

Alhagi es un niño de casi dos años. Su padres habían viajado con él desde una aldea bastante remota, cerca de Senegal, más allá de Farafeni, e iban camino del hospital de Banjul. Habían parado en la aldea cercana de Same a la espera de cruzar al día siguiente. En Same vivía la hermana de Fatou , la mamá de Alhagi, e iban a pasar la noche allá. Alguién les habló del dispensario de Kerrgallo, y de que las medicinas de allá  eran muy buenas... Cuando esa pareja de jóvenes padres aparecieron por el dispensario con Alhagi en brazos, me quedé qué no sabía que hacer... El niño presentaba un aspecto patético, de desnutrición aguda, no crónica, sino aguda, la madre decía no tener leche, y ciertamente no podía tenerla pues no tenía siquiera pecho, el niño no comía nada, y ella decía que estaba así desde hacía muchos meses, que casi no comía. Había estado ingresado en el Hospital de Farafeni, unos días. Como allá no había mejorado lo remitían a Banjul. Aquel día estaba yo solo en el dispensario y me sentí impotente...No pude sino encojerme  de todo, se me encogió todo. El aspecto del niño era tal que dudé que no estuviera consumiendose por el Sida y en su estadio final...Le tratamos de dar un batido. Bebió medio sorbo, no le entró más y lo rechazó. El estómago de ese niño, a base de no comer casi nada, debía estar reducido a la mínima expresión. Ella insistía en que no comía nada. A ella le dí vitaminas para dos semanas, y unos pocos botellines de batidos para que tratara de dárselos durante su estancia en Banjul. Tampoco podía darle nada más. Se marcharon para seguir camino a Banjul.  Cuatro o cinco días después volvían a aparecer por el dispensario, volvían de Banjul, donde estuvo ingresado un par de días, como lo había estado en Farafeni, y lo habían despedido poco después.

 

Una vez cruzado de nuevo el río, habían vuelto a parar en la aldea Same, a dos kilómetros de Kerrgallo , en la casa de la hermana de Fatou y una vez más al clamor de las cosas buenas que decían las gentes sobre el dispensario, volvieron a aparecer por allá...Esa tarde estaba el cuartito a rebosar, porque esa tarde los doctores cubanos estaban allá ayudando a las gentes, especialmente mujeres con niños. Siempre son mujeres con niños, mujeres con niños. Cuando el padre de Alhagi, con el niño en brazos,  entró medio a empeñones por la puerta y Felix le puso la vista encima al niño,  dijo inmediatamente: "a ese niño hay que ingresarlo ya ¡". "Joder- pensé - sí claro, pero es que lo acaban de ingresar y de dar de alta, y hace menos de un mes , lo mismo hicieron en el hospital de Farafeni..." Le expliqué toda esa historia al Dr Felix, y en todo caso sin posibilidad de apelación insistía a los padres que a la mañana siguiente lo llevasen para ingresar . Por la mañana yo les llevé al hospital unos batidos para que siguieran tratando de que el niño los bebiese. Y ciertamente que desde que aparecieron camino de Banjul y el muchachito rechazó beberlo, hasta esa semana después, Alhagi había comenzado a aceptar los batidos y se tomaba, en varios momentos al día, el contenido de uno entero. Esos cuatro día ingresado en Essau, inyectándole suero, que fue lo mismo que habían hecho en Farafeni y Banjul, pasaron y el muchacho mejoraba poquito a poquito. Estaba claro que su mejora iba ligada a los batidos que cada vez toleraba más. Cuando cuatro días después volvieron a ponerlos en la calle, fué cuando ví claro que si ese muchacho se marchaba de nuevo a su remota aldea volvería a la misma situación de antes, ahora que había empezado a mejorar, pero aún estaba lejos de estar recuperado. Y fue entonces cuando ví claro la necesidad de tener un pequeño centro nutricional en donde se cuidara durante las semana necesarias a estos niños con estas madres, desnutridos ambos, hasta sacarlos de ese punto crítico. Un centro que pudiera alojarlos y hacerles seguimiento aportándoles los elementos necesarios para sacarlos del bache.

 

 

 

Alhagi 1 mes después

Cuando se lo dije al dr Felix, con lo tranquilo que es él, pegó un bote y asintió entusiastamente. " Carajo ¡¡ Éso es lo que hay que hacer ¡¡ si hacen ustedes éso..será muy bueno, muy bueno ¡¡¡"  Pues es claro que los hospitales públicos no aceptan estos pacientes más de una semana pues hay que dejar la cama libre.

 

¿cómo se resuelve el problema de una madre anémica y mal nutrida con unos pechos secos, un niño que arrastra una desnutrición aguda desde siempre, desde que su corta vida le llevó a amarrarse a una teta vacía, y así se le fué encogiendo el estómago mientras su cuerpo se mal desarrollaba porque la vida es así de brutal que para extinguirla hay que trabajar muy duro y es capaz de desarrollarse hasta en la carencia más absoluta? Un pequeño centro nutricional capaz de alojar a media docena de mujeres con sus hijos, hasta sacarlos de esa situación, es lo que el Dr. Félix visualizó cuando se lo propuse: era la solución.


Alhagi es otro

A Fatou le dije que debía quedarse en casa de su hermana en Same hasta que este tema se resolviera, y vieramos cambios. Unos cambios que ya habíamos empezado a ver en los diez primeros días en donde Alhagi se había ido habituando a tomar esos batidos. Le dimos más vitaminas a ella y se le dijo que cada tarde debía pasar a las 6, como tantas otras mujeres , a que tomara el niño el batido. Han pasado un par de semanas más. Un mes largo desde que aparecieron por el dispensario, rebotados del hospital de Farafeni camino del de Banjul, rebotados de Banjul y de Essau, porque los hospitales no pueden alojar durante un mes o más a una madre con un niño desnutrido,  y Alhagi es otro niño. No lo digo yo que lo veo todos los días un rato en el dispensario, lo dice su madre que está feliz,  que alucina porque dice que se le ha abierto el apetito y come arroz, come arroz¡¡¡¡ enfatiza como quien dice que la luna se partió en dos. Se como está el hijo por la cara de felicidad de la madre. Y lo dice el doctor Felix que cuando le echó el ojo encima lo mandó ingresar de urgencia. A Fatou se le han seguido dando tratamiento de multivitaminas y hierro. Me dice que le viene más leche al pecho, que se siente más fuerte , mejor...a la madre como al hijo se les ve diferentes, distintos.


Zainab nos abrió los ojos ante ese gravísimo problema que teníamos alrededor: la situación de las madres jóvenes, que dan pecho, la situación de las madres que se pasan la vida pariendo y vaciándose. Alhagi, un chavalín de casi dos años, desnutrido agudo, sin posibilidad de salir de un estancamiento de desarrollo que puede hacer que un constipado se lo lleve por delante, es la cara de la misma moneda.


Nos hemos puesto a trabajar en este asunto. Son cerca de 60 las mujeres apuntadas al plan de vitaminas, tras la reunión con ellas. Hablan entre ellas, y alaban que se encuentran mejor. Ya vienen también de Mayamba, la población más lejana hasta ahora. Vamos avanzando y estamos cerca del punto más vulnerable que son esos bebés y esas mujeres. 

 

Gracias a José el farmaceútico que los dona, a los amigos de Herbalife, a los mensajeros viajeros que los traen, a David y  a MXG que hizo posible el milagro, cada tarde

Estamos bien donde estamos, me gusta porque creo que hay algo grande a hacer, y  además ese asunto es muy gratificante: en semanas  se puede ver como un ser humano, un niño o una madre en grave situación, vuelve a reir, vuelve a florecer. Y eso es grande , muy grande.


Ahora necesitamos el apoyo de la Jefatura de la Misión Cubana para tener el compromiso de la asistencia permanente de un doctor o un nutricionista en ese futuro Centro Nutricional y de Asistencia Primaria. Si ese compromiso existe, estoy seguro que en menos de tres meses levantamos ese edificio. In Sha Al-lah¡¡¡

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