sábado, 14 de noviembre de 2009

LOS NIÑOS DE KERGALO (VI) Viajando al corazón


El anuncio de Sebastián, al respecto de su futura visita e implicación de NAKUPENDA SANA en la situación de los Niños de Kergalo, no solo fue un alegría y una esperanza, tuvo otras consecuencias no menos importantes, y una de las más relevantes es que me había abierto de par en par una perspectiva que lo cambiaba todo: la de la cooperación. De pronto las posibilidades se multiplicaban enormemente y la sensación de soledad se difuminaba inversamente en la misma proporción. Quizá fuera una lección de Perogrullo, pero en todo caso no había contado con ello. ¡Y qué fácil había resultado ser¡¡¡ tan solo bastó abrir una ventana frente a él que daba a un paisaje harto conocido para Sebastián para que su corazón lo abarcara de inmediato.

Esta lección tuvo sus consecuencias muy pronto. A los pocos días sería Abdulay Jallow, el guía, nuestro amigo, quien me llamaría para anunciarme que al siguiente día pasaría por La Granja con un grupo de seis personas a comer. Rutinariamente le pregunté si la excursión era al Parque de Fathala, en Senegal y me dijo que no, que era una “Excursión a Pueblos”, una de esas inmersiones en el entorno rural que les permitía a los viajeros echar un pié a tierra y acercarse de la mano de Abdulay a la gente. Esta excursión a veces solía incluir una donación de un saco de arroz que era entregada al Alcalo de una aldea....Cuando cortamos la comunicación, pensé que si esas personas iban a entregar un saco de arroz a alguien, por qué no podían hacerlo a los niños de Kergalo, de los cuales sabíamos que estaban bien necesitados. Le llamé inmediatamente para confirmar si su excursión tendría ese componente, y me dijo que no, que el grupo pensaba repartir caramelos...Fue la confianza que me otorgó la reacción de Sebastián la que me impulsó a comentar a Abdulay la situación de los chavales, lo que habíamos empezado a hacer por ellos y a proponerle se la planteara a ese grupo de turistas, quizá ellos pudieran desear, tal vez....

Al rato recibí la llamada del guía, para decirme que el grupo estaba encantado de colaborar y que entregarían un saco de arroz de 50 kilos y una garrafa de aceite de 20, que estaban encantados de ir a conocer esa aldea y esos chavales....

Yo seguía sorprendido ante ese novedoso desparpajo mío para pedir ayuda y ante la generosidad de la respuesta. Para mí ambas cosas eran nuevas y tenía la sensación que aquel trayecto iniciado unas pocas semanas atrás presentaba ante mí unos matices con los que no había contado al comenzarlo. Intuía que algo, por alguna parte se había abierto y por ese hueco empezaban a fluir energías, personas y acontecimientos que escapaban a mi control, proceso que empezaba a afectarme personalmente de manera que eran otras cosas más íntimas las que a su vez se estaban resquebrajando.

Ana, Nora, Arantxa, Vicky, Cristina y Conrad, fueron los primeros viajeros en aventurarse más allá de la arboleda de mangos que nos lleva a Kergalo...un camino que parece es hacia fuera pero que en realidad nos conduce a otra parte, muy cerca de nosotros mismos.

Los caramelos se trocaron por arroz y aceite, y las sonrisas expectantes por los dulces que tan a menudo se convierte en empujones y desmadre, se convirtieron en respetuosa y agradecida bienvenida de aquellos que no tienen inconveniente en abrir las puertas de su pobreza a quien de buen corazón se acerca a compartir con ellos un alto en un cruce de caminos. O un cruce de mundos habría que decir. Un punto de colisión amable que no habría de pasar sin dejar huella a ninguna de las partes.

Cuando los vi marchar por el camino de arena en su jeep descubierto saludando con sus brazos en alto, quedando nosotros allí anclados igualmente agradecidos, sabía que aquello era el inicio de una bonita historia , de momentos fugaces de afecto y solidaridad, que cambiaría de caras y de circunstancias, pero yo estaba decidido tras aquella primera experiencia que ese puente no se quebrara, pues percibía que aquello de lo que había sido testigo era más complejo de lo que pudiera parecer: no éramos solo nosotros los que necesitábamos romper nuestra soledad, ni los niños de Kergalo solo los que necesitaban ayuda, la cosa era algo más complicada y perfecta: todos éramos instrumentos de todos, todos éramos los que nos necesitábamos y cada uno tenía en aquella historia una lección para aprender en donde los papeles de donante y receptor se confundían tanto como los diferentes planos de lectura que tenía lo que se había desarrollado entre nosotros.

Sentía que con una rapidez vertiginosa se estaban desarrollando ante mí el desvelamiento de unas claves que habían estado ahí para todos nosotros desde que el mundo es mundo y el hombre es hombre. Mucho antes de que alguien desde la más profunda de las sabidurías escribiese sobre el frontispicio del antiguo templo de Apolo aquella frase que siendo el enigma de los enigmas contenía la esencia , la razón de ser y el camino de vuelta para todos: "Nosce te ipsun", Conócete a ti mismo.



Cierto es que para ser el centro y la clave, deberían de existir variados caminos para llegar a ello, pero me parecía a mí que el camino que pasa a través de los demás, especialmente el del servicio a los más necesitados debía de ser una de las vías más seguras para empezar a aclararnos.

Si empezábamos a entender por qué nosotros nos sentíamos como nos sentíamos después de haber pasado por ese agujero de gusano.

2 comentarios:

UBIQUISQUE dijo...

Maese Ahmed. Busque usted en su zurron de camino a la aldea. Seguro que encuentra un mail.
Ubi

Ahmed dijo...

Querido Ubi, ayer lo encontré y le escribí un largo email. Me llenó de alegría leerte en estos otros escenarios diferentes al los que stamos acostumbrados a tertuliar y me emocionó tu proximidad...Tanto es así o quizá por causa de alguna chochez prematura que en vez de dar a "enviar" dí para cerrar la ventana, o tal vez diera a enviar y a continuación a cerrar. Lo cierto es que cuando me dí cuenta había perdido lo escrito...Hoy no he podido ponerme al ordenador, pero en breve te volveré a escribir..

"¿Ubi? eres de verdad Ubi?" así comenzaba porque no daba crédito a que fueras tú...

Un abrazo amigo, hermano, compañero.

Ahmed