miércoles, 2 de junio de 2010

LOS NIÑOS DE KERRGALLO (LXVII). EL SECRETO DEL BUEN VIVIR

Sucedió una vez que un hombre que vivía en una pequeña población en los confines de un desértico paraje habituado a escuchar desde cuándo él recordaba las maravillas de un Jardín que se encontraba más allá de los lindes de su patria, decidió ponerse en marcha ansiando ver con sus ojos tanta belleza, tanta maravilla, y probar el agua de los arroyos que corrían entre vergeles de cuyos árboles se suspendían los más sabrosos e indescriptibles frutos.

El camino no era fácil. Frente a él se abría el desarraigo y la desolación. Traspasar aquel desierto no era algo que animase a dejar la yerma comodidad en la que estaba instalado , como los demás. Pero el testimonio de los adelantados que habían dejado noticias tras de sí, no daba lugar a ninguna duda: más allá está el Jardín.

                                                            *

El tractor le hacía de generador. Había prolongado el cardan hasta una polea que unida a otra instalada en la bobina producía la electricidad que necesitaba para mover la bomba.

No era la primera vez que al ponerlo en marcha oía un ruido ligero y sordo a sus espaldas, un pequeño golpe seco al que a veces se encadenaba otro y otro.

Siempre atento a cualquier síntoma de avería volvía la cabeza en busca de la anomalía.Tampoco fué la primera vez : por las rejillas inferiores de la bobina, vio caer el cuerpo aún convulso de un pequeño ratón que en la noche había encontrado refugio en la seguridad de las cavidades de la máquina. El arranque de las aspas del ventilador lo había sorprendido en su traicionero cubil que ahora lo arrojaba fuera tras varios golpes secos y letales.

Aquella mañana la irregularidad breve del sonido le hizo torcer el torso y dirigir su mirada a la bobina. La escena le sobrecogió : tras las rejillas laterales de la carcasa que protegía la bobina, a la altura del ventilador se asomaban unas manitas crispadas, agarradas a los barrotes de su cárcel,   tras las cuales el afilado hocico de una musaraña buscaban una apertura por la que escapar al monstruo aspado que giraba y rugía a pocos centímetros de su vida .


 Paralizado ante el drama y antes de que se le pasara por la cabeza apagar el tractor , el animalillo fuera de sí,  tanteando  la rejilla llegó a su parte inferior , en donde la abertura era más amplia.

 Su lucha por escapar había durado tan solo unos breves segundos que al hombre le parecieron una eternidad contemplando lo incierto del veredicto final. La musaraña saltó de la bobina y dando grandes saltos se alejó a campo través ...
                                   
                                                           *


La vida en la explanada ha cambiado su perfil tras las Olimpiadas y el comienzo de las clases de español.

Y la nuestra también.

La señora de la granja vecina se va cada día caminito Kerrgallo arriba algo pasadas las cuatro, y yo me he quedado sin merienda tras la siesta y sin  tertulia con la señora bajo la caoba al atardecer.

La he cambiado por la sombra escuálida de un pequeño mango a la puerta de la escuela desde donde contemplo cada tarde, tras el reparto de batidos, el partido de baloncesto de los chicos de la Madrasa .

                                                   "Hassan, faltan dos"

Hace algunos días que habíamos instalado entre los postes adyacentes a la “cancha”de básquet, la red para jugar voleibol que ahora por fin hace las delicias de los más pequeños, que hasta ahora se limitaban a ser público en las gradas de arena.



De vez en cuando aparece algún médico cubano amigo del Hospital cercano y con el Profesor echamos el rato bajo el mango mientras tomamos “ataya”. A los doctores también les atrapa esa magia que se desprende por las ventanas de las aulas que proyectan las voces de unos niños repitiendo el abecedario, aprendiendo a leer español.



La otra tarde a la sombra de aquel mango pensé que por primera vez entendía el significado profundo del saludo que se intercambian en esta parte de África Occidental en wolof . Hay cosas que tan solo se entienden de verdad cuando se “está”. Que solo se entienden con el corazón.

“Na nga def ? “ ( Qúe haces?)


“Man fi rek, jamma rek” .

( “Estoy aquí. Solo paz”)

                                                           *

A los lugares equivocados se suele llegar por caminos atrayentes y facilones.

Tan solo son las cumbres difíciles de coronar las que abren ante nuestros ojos los paisajes que no pueden explicarse, ni transmitirse las sensaciones que nos provocan.
 
Los jardines desconocidos para la inmensa mayoría de nosotros fueron visitados por los esforzados, y sus relatos nos mantienen viva la existencia de esos colores y fragancias con los que suspira el hombre que jamás se puso en marcha para alcanzarlos.

                                                              *

4 comentarios:

Marta dijo...

Vaya vaya, asi que la vecina de la granja de al lado ha dejado a don Gustavo si su merienda...pensaré alguna cosa para ponerle remedio a eso...

Muaka!

Gabriel Massana dijo...

Las cosas pasan muy lentas. Los días son muy cortos. Para cada cosa que se hace hay que hacer diez viajes. El tiempo pasa rápido. Los días son mas largos.

Cuantas cosas han cambiado. Y solo hace unos días. Otros dirán que unos meses. Aunque si pasas por la explanada parece que haga unos años que el granjero, su familia y un montón de amigos se pasaron por primera vez por la madrasa.

Que rápido y que lento.

david dijo...

gustavo... q bien... q bien gustavo

Flor dijo...

Un besazo y mucha emoción.