miércoles, 5 de enero de 2011

LOS NIÑOS DE KERRGALLO (CXIV). Una cuestión de honor.


Hacía tiempo que no me sentaba a escribir en este estado de ánimo. Como si no hablara con nadie, como si no hubiera nadie tras esa pantalla, como si escribiera un diario hecho tan solo para mis ojos. Hacía tiempo que la vorágine de las cosas que pasan en torno a esta historia no me dejaban escuchar los susurros del corazón. Cosa que sucede cuando estoy tranquilo y en paz.

Ha sido muy sórdido todo lo que nos ha llegado desde hace muchos meses, a rebufo de la histeria provocada entre las organizaciones envueltas en los affaires de los apadrinamientos por encima de 100 euros al año en un país en donde llevar a la escuela a los chicos y chicas , de Primaria, es gratuito. Eso nos ha llevado a enlodarnos, a hacer descender nuestro vuelo a la altura del de las gallinas y los pollos.

Por otra parte el apoyo continuamente recibido y en alza, al proyecto de Kerrgallo, ha hecho que debamos correr y gestionar las cosas, y con ello mi vida ha perdido algo de quietud, de tiempo para otras cosas.

De vez en cuando, como en  esta tarde, la vida nos trae recompensas enormes que suelen llegar de personas especiales. Es tan solo un destello, a veces, lo que tiene la facultad de hacernos olvidar tanto los agobios del día a día, como el hedor de la basura que existe en torno al mundillo de la “solidaridad” plañidera e interesada.

Tengo un amigo a quien no conozco. A quien no le he visto el rostro nunca. Un hombre del que hablé en un lejano post,  “Una estrella fugaz en el altillo”. Gracias a él se ha hecho la escuela, en 4/5 partes. Pero sobre todo gracias a él Kerrgallo empezó a ser un proyecto de envergadura, empezaron a desarrollarse cosas. Fue una de la primeras personas en confiar en nosotros. Su paso permitió a otros visualizar que esta acción merecía confianza. Fue el primer gran soplo de viento que hinchó nuestras velas.

Ha pasado mucho tiempo, casi un año y medio y ya no es solo un edifico el que quiebra el perfil de la explanada, son tres. Y tras ellos vendrán más.

Más de una vez he comentado a nuestros más estrechos colaboradores que no debería de olvidarse,  o al menos yo no lo olvido, que trabajamos no solo por esos niños , sino por la esperanza, trabajamos por devolver al ser humano machacado a mentiras y a timos el derecho a confiar y a creer sin verse traicionado.

Jamás he usado, y menos concebido, esta historia  en interés personal. Ni por un céntimo. Ha pasado el tiempo, y al igual que cuando subes una cumbre y vas dejando atrás las arboledas de pinos y te adentras en las peladas pedreras dejadas por el deshielo, te acercas a la nieve y vislumbras más próxima la cumbre, a medida que avanzo poder decir que lo que fue en un principio lo será hasta el final con el mismo rigor no es algo,  que aunque pudiera contradecir aquello de dime de que presumes y te diré de que careces, que encierre un engreimiento sino que pretende ser un grito de esperanza. Una bandera.

Va pasando el tiempo y el flujo de ayudas a este proyecto se incrementa hasta el punto de que un día no muy lejano podremos visualizar un panorama irreconocible para esa explanada y esa comunidad.

Se que manejo algo más volátil que la dinamita y con efectos más devastadores y jamás se me irá de las manos . Jamás.

Muchos de los que nos siguen, la mayoría , conocen Gambia, y por tanto saben que hay un nombre muy común en estas tierras. Es Lamin. Pero tal vez sean pocos o ninguno los que conozcan el significado y origen de ese nombre. Lamin, proviene de un apodo en árabe Al Amin. Es el apodo que el pueblo de Mecca  (La Meca) había otorgado a un hombre de entre ellos a quien Dios haría años después Profeta. Al Amin significa “el digno de confianza”, aquel que jamás mentía, y sobre todo aquel al que sus paisanos podían, y por ello lo hacían, confiar sus depósitos porque no había en su tierra lugar en donde pudieran estar más seguros. Cuando este hombre fue perseguido a muerte y tuvo que exiliarse de su tierra, la noche en que escaparía a la conjura de asesinato urdida contra él y que debía consumarse aquella noche, lo último que hizo fue entregar a uno de sus más estrechos compañeros, la lista  de los objetos y depósitos a él confiados junto con la de sus propietarios, para que las devolviera cumplidamente.

En un mundo en donde la mentira, el timo, el robo y la manipulación abunda tanto como la sed de autenticidad y pureza, ser conscientes de no traicionar la confianza depositada es una misión y  un motivo de honor.  No es algo que nos lo debamos de proponer, pues lo inconcebible sería lo contrario. No es algo por lo que debamos esforzarnos, por lo que no es un mérito. El interés en decir lo que hay, dado que la realidad es así, no es engreimiento, obedece tan solo a ese grito de esperanza y a la necesidad de comunicar un mensaje que nos permita recuperar la fe en el ser humano posible, decir que es posible hacerlo que es imprescindible hacerlo, que es posible no corromperse. Tan solo hay que proponérselo y que nuestra guerra es de ese tipo: la búsqueda de la pureza en la intención y en las obras.

Y en ello , somos extraordinariamente radicales. Tanto que a algunos les asusta...

Hoy recibía de mi amigo desconocido una nueva carta, en ella decía:

“Estimado Amigo Ahmed.
Por fin. Tras hacer mis números. Puedo transferir otros 3.000 euros. Yo preferiría hacer la transferencia como la primera pero con los cambios no se hasta que punto cambia el poder hacerla como en su día.
Mi confianza en ti sigue siendo plena.
Como ya comenté en su momento , me temo que tú conoces como nadie las necesidades básicas que permitan sostener las menos básicas y los proyectos. Y trasladar , según tu entender fondos de un sitio para otro. Lo dejo a tu buen criterio. sobre todo me gustaría que pudieran disponer de esa biblioteca que tan buen uso darán,  que pudieran mejorar su alimentación vía huerta, que dispongan de aseos, y, ... perdón si me entrometo, .. Mas de una vez me he preguntado en que condiciones vive el profesor. Quizá ... necesite alguna ... o algo ...
Ya me dirás....”

Con su permiso hago pública mi respuesta a él , ya enviada:

“Querido amigo. Hace un par de días que no me podía conectar. Y hace así mismo un par de días que había estado trabajando para desglosar los gastos realizados en la cuenta principal, que se nutrió en gran parte de tu aportación, para presentarte, y también públicamente,   un análisis de cuentas al respecto de la obra emprendida, y ya acabada. Espero en unos días , que estaré tranquilo, publicarlas.

¿Qué te puedo decir? muchas cosas al respecto de lo que tu ayuda ha supuesto y supone, pero sobre todo, mucho más allá de esa ayuda para los chavales, tanto Pilar como yo, siempre hemos valorado tu actitud, llena de discreción, modestia y confianza. No puedes imaginar lo que eso supone para mí, pues esta historia tiene sus perfiles feos, y sus malos momentos, todos ellos provocados por los egos, el protagonismo, los recelos o cosas peores. Siempre en los malos momentos, mi mujer y yo te hemos recordado , por tu delicadeza y tu saber estar. De verdad que no tengo palabras. Eres alguien especial para mí. Me he hartado, sin conocerte, de hablarles a mis amigos de tí. Y es que , en esta historia, más allá de lo importante,  que es todo lo relacionado con los chicos, hay cosas que son parte privada: una de  las más importantes es  saber que habiendo pasado año y medio, y a pesar de mis propias dificultades, ni en un solo momento ni por un centavo, me he manchado ni he manchado esta historia, y aunque sea un sentimiento tal vez poco modesto, ello es algo importante para mí, que siempre lo ha sido: el sentido del honor. Ello me hace sentirme orgulloso. Y el hecho que tú hayas confiado tan a ciegas en mí me llena de afecto, y poderte decir que traté con honor tus depósitos es el mejor pago que te puedo dar, aunque sea poco.

Un grandísimo abrazo

Ahmed



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