jueves, 24 de febrero de 2011

POLITICAMENTE INCORRECTOS (2)




Cuando se habla de Factor Humano se habla del Corazón. Se habla de renuncia, se habla de compartir, se habla de amor, o al menos de afecto, de  empatía.

Pero se habla sobre todo de Sinceridad.

No se puede servir a dos señores. No puede uno servirse a sí mismo y servir a los demás. Es incompatible desde el principio, en la intención. Por supuesto que servir a los demás contiene multitud de inesperadas bendiciones, o beneficios, como quieras llamarlo. Es más , “el resto viene por añadidura”, pero esa es otra historia.... Cuando el interés determinante no está puesto en los otros, sino en el interés propio, aunque uno haga esfuerzos por engañarse hasta a sí mismo, sobre todo a sí mismo que es lo mejor que sabemos hacer los humanos , bien sea en el ego o en el rendimiento económico, los efectos en cascada serán tan abrumadoramente disolventes que nos encontraremos , en el fondo , ante un panorama diferente ante acciones  cuyo destino aparente son los demás.

No puede ser de otra manera, por mucha energía que se emplee en disimular la realidad, o por muchos “proyectos” que se desarrollen.

Ahí está la diferencia que media entre  un resultado luminoso y un desastre. Pero claro,  cuando yo hablo de desastre me estoy refiriendo a otra cosa...a los seres humanos.

Porque en esta historia de la “solidaridad” hay un desastre de una magnitud universal: la apabullante decepción que se extiende entre la sociedad civil al respecto de las entidades, gubernamentales o no gubernamentales, que de unas pocas décadas a esta parte han tomado la “misión” de redimir al mundo de sus miserias.

Y la extensión de la corrupción en el Tercer Mundo, por si ése no tuviera suficiente.

¿Por qué esto es una catástrofe a pesar de que la proliferación de esas entidades y la abundancia de fondos empleados en sus proyectos den “resultados” , aparentes logros?

Porque si bien lo que sobra es dinero, hay algo que abunda casi tanto como él: la necesidad intrínseca que tiene el ser humano de hacer el bien, de hacer cosas por los demás, en la medida que entiende, o intuye,  que ello le aporta serenidad interior. El alimento del alma.

Es abrumador la desconfianza, con toda la razón, de las gentes hacia las ONGs. Las cuales se han convertido en armas de destrucción masiva de la buena intención y de esas necesidades vitales (nunca mejor dicho) de las personas.

Se podría objetar que no todas son iguales, y escuchar el clamor ofendido de gentes, aparentemente llenas de buenas intenciones, que impugnan la descalificación global. Y no les faltaría algo de razón, lo admito. Pero lo admitiré de veras cuando quien hable así muestre pública y periódicamente, pormenorizadamente las cuentas de sus ingresos y gastos, a las gentes, no a las empresas de auditorias. Mientras tanto no son más que palabritas que no ocultan el hedor que por todas partes se cuela.

Y es que el crimen que se está cometiendo contra la buena voluntad de las gentes, exige que se diga “basta ya”. Las consecuencias de extender la oscuridad son desastrosas, y ya no nos valen las fotitos y los arroces repartidos y los edificios construidos, y las tiras de comics para hablarnos de cuentas claras.

El hombre global, necesita esperanza en el ser humano, en sí mismo.

Se nos tapa la boca exponiendo los “logros” , los “proyectos”, y se nos hace dudar de si habrá que aceptar el paquete en base a la parte que llega a los desheredados. La trampa no es pequeña. Se nos remite al utilitarismo, a que al menos es algo...Solo el hombre carente de principios, y desconocedor del entramado de las causas y los efectos, puede aceptar el engaño, aunque lo haga con buena voluntad. La ignorancia : el haberse desprendido de elementos fundamentales de juicio que iluminan o ensombrecen las acciones, nos ha llevado a este punto. Y la hipocresía. La hipocresía de querer lavar nuestras conciencias ante un mundo pestilente y nuestro poco compromiso ante esta decadencia.

Las causas de las injusticias y los desarreglos están dentro de nosotros mismos.. El mundo cambiará cuando cambien los humanos, y tan solo podemos empezar por el esfuerzo personal hacia  nosotros mismos.

Porque es a nosotros mismos a los que hay que salvar, y no tanto a los “negritos”, los “chinitos”, o los medio pensionistas. Es algo dentro de nosotros mismos lo que está naufragando,  lo que nos está pidiendo encontrar nuestro camino para vivir plenamente nuestra condición de humanidad . Y ese camino no pasa por reunir mascotas, hobbies, ser original, triunfos sociales o profesionales, pasa, lo queramos o no, lo admitamos o no, a través de los demás, a través de la compasión y el amor a los demás. Salir de esta asfixiante individualidad, egoísmo . Deshumanización , en definitiva,  de nosotros mismos y de nuestra sociedad



Pero es que lo que falla es el sistema. Es más, parece que el sistema está implementado exactamente para que manifieste sus impudicias tras el desarrollo de la dinámica creada, y así cumplir con el objetivo final y destructor que es el bloqueo de las personas en su tendencia a hacer el bien por los demás, para aislarlos más en la miseria de su intereses y de su misma mismidad.

La deshumanización de nuestra sociedad, y de nosotros mismos, a través del fomento de individualismo, la egolatría, el egoísmo, hace tiempo que lleva al hombre a un punto de desazón y de asfixia. Pero por mucho que se haya rebajado al hombre hasta convertirlo en un mutante, el espíritu que lo habita no puede corromperse totalmente debido a su origen, y siempre hay un rescoldo de brasas que pugna por redimir la totalidad del ser humano. Es el impulso de hacer el bien por el bien. Esa asfixia y esa necesidad es cada día más patente en nuestra sociedad. Por eso se está poniendo de moda ser “solidario”: por una parte hay un impulso sincero, por otra el sistema, a través de todo ese entramado de brokers de la solidaridad encauza la acción de manera que en el fondo no transforma a los seres humanos, que es el objetivo profundo de autosubsistencia de ese impulso, sea consciente el hombre o no lo sea  . Da igual que lo sea a no, el agua corre hacia su destino. Y como eso es inevitable, el Sistema, ha introducido elementos de distorsión que impiden ciertamente que esa corriente encuentre su verdadera razón de ser, su verdadero destino, que no es otro que uno mismo. Lo ha conseguido extendiendo la decepción.

El Sistema se  ha montado en la locomotora. Y sabiendo que el dinero lo corrompe todo, lo mejor es ponerlo a manos llenas a disposición de los humanos, que el resto vendrá por añadidura. Y de paso se lavan la cara: esos,   los poderes públicos,  que son los gerentes de enclave de un negocio global causante de los desajustes e injusticias en el mundo. Reparten el dinero que no es de ellos. Tras aparentes controles sobre la idoneidad de los proyectos presentados, se deslizan hacia los amiguismos y clientelismos. Y en todo caso se les da una higa lo que se haga después con la pasta.

La Administración está podrida de corrupción , pero en manos de ellos ciframos los fondos para hacer el bien a los demás...

Con ello se ha generado un entramado de profesionales de la cooperación y la solidaridad, cuya especialización está en conocer los vericuetos de la administración para ordeñarla. Brokers de la solidaridad . Que también se les da una higa lo que se haga con la pasta obtenida, excepto en que se cuiden los”resultamos” en la medida que esos “logros” sean un buen aval para poder conseguir más fondos.. Porque la clave está en que ni la administración ni los brokers están dando nada de sí mismos. Nada. Esa es la clave. Solo dan, vehiculizan,   pasta, dinero. De otros

El sistema, en este mundo de la solidaridad,  ha sido creado, no para dar un marco jurídico a la sociedad civil para participar en la solidaridad internacional, sino que se ha creado para , poniendo el dinero en manos intermediarias y conscientes de que el dinero lo corrompe todo, se genere lo que en 20 años ya se ha generado a la perfección: el desencanto de la sociedad civil, y por tanto se le esta cegando a las gentes sus aspiraciones de regeneración, se les arrincona en la individualidad. Mientras se cubre el expediente y algunos se enriquecen o inflan el ego.

De 20 años a esta parte , los fondos destinados a la cooperación internacional, son ingentes. Por el contrario, en el mismo periodo ha crecido el abismo entre el mundo rico y el mundo pobre. Unos son más ricos y otros más miserables.

Tan solo es posible protegerse contra esa tendencia imparable a la corrupción, cuando la acción hacia los demás nace solamente del interés por servir a los demás, partiendo de la renuncia personal. Sin retribución de clase alguna. Nada, cero. Y ello como camino de superación personal. No se trata de hacer, sino de ser, y de ser en profundidad, no en apariencia. El esfuerzo es para con nosotros mismos, no para con la realidad exterior. La realidad exterior es la piedra de toque para ascender en virtud. Y del mundo solo desaparecerá la inmundicia cuando la misma desaparezca dentro de nosotros mismos. Mientras tanto ella estará ahí para recordarnos lo que somos, pues como es adentro es afuera.

Un modelo alternativo de solidaridad pasa necesariamente por la TRANSPARENCIA ABSOLUTA EN LAS CUENTAS, EN LOS INFGRESOS Y EN LOS GASTOS.

Mientras eso no se produzca nadie podrá ser acusado de mal pensante por creer que quien no lo hace así está en esta historia timando a los demás. Y si no ¿por qué no se hace si no hay nada que ocultar, y mucho respeto que deber a un dinero que no es propio?

La gente está harta. Desencantada. Desconfiada. Y ése es el mayor crimen que se está cometiendo mientras nos hinchamos a realizar proyectos para unos seres humanos desfavorecidos que solo son utilizados como señuelo, excusa para otros intereses más sórdidos.

Por eso estamos hartos de ver en “proyectos” redactados para buscar fondos, y en boletines solidarios, mentiras y deformaciones de la realidad cuanto menos, acompañadas de estimulaciones a la sentimentalidad  , de ñoñería barata, incidiendo en los tópicos políticamente correctos imperantes en un mundo, en unos poderes, que si lo deseasen solventarían de un plumazo la injusticia sobre la tierra. Pero eso no es posible, porque ellos son la causa y los desgraciados del mundo, los efectos. Mientras tanto dan fondos para la solidaridad, cuya utilización espurea en gran parte extiende la corrupción en el tercer mundo y devasta la confianza de las gentes.

La SINCERIDAD Y AUTENTICIDAD de nuestros impulsos solidarios, o de quien  sea, pasan por el compromiso en socorrer a aquellos que están más cerca de ti, sin necesidad de irse a África o a la India.

No me refiero fundamentalemente a las gentes, sino a los brokers de la solidaridad. Las gentes, como el ser humano pasan por fases de despertar y crecimiento, y el compromiso se cuaja poco a poco, a medida que uno se adentra en la alquimia del amor y descubre la salida del laberinto.

Trabajamos para devolver la esperanza y la fe en nosotros mismos.



Continuará.............




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