sábado, 8 de mayo de 2010

LOS NIÑOS DE KERRGALLO (LXI). Una luna de miel diferente.


Hay parejas que cuando se casan hacen lunas de miel realmente extravagantes, como hacer  un viaje en globo .

En general para tal irrepetible ocasión las parejas que pueden buscan un destino muy acorde con la imagen de los resorts presentes en todos los folletos turísticos: playas cristalinas y solitarias sobre las que se mecen palmeras tropicales, piscinas de aguas azules que invitan a darse un chapuzón, fotos de bellos y bellas sosteniendo una decorada copa que contiene un a buen seguro bebedizo, enmarcado todo ello con sonrisas, colorines, broceados, que nos traen el eco del buen vivir, del disfrute de unos días especiales rodeados de exotismo, lujo, naturaleza maravillosa, bailes a la luz de la luna, y camareros vestidos de pingüinos atentos a nuestros deseos para hacernos sentir por un breve momento en esta vida que ella, la vida, se rinde a nuestros pies. Cancún, tal vez Bali, Marrakesh...

Son unos días para escapar de la vida cotidiana a la que se  volverá indefectiblemente con sus prisas y sus metros y autobuses, aún con el regusto a miel  pegado a los labios de unos días llenos de amor y de pasión. Una ocasión tal vez única

Un álbum lleno de recuerdos inolvidables, de momentos compartidos entre ellos dos, ajenos al mundo, flotando en una burbuja de amor , haciendo votos porque ello dure así para siempre. Ah¡ el amor...qué cosas tiene el amor ¡¡

Silvia y Ángel escogieron un destino para su luna de miel que no estaba en los catálogos de   ninguna agencia de viajes . Debieron pensar que tras las playas de Cancún, las piscinas y el exotismo de Bali, más allá de los límites que señala un cartel que rotula “Zona turística”, y de donde se mantiene alejados a la población local para que ese paisaje de perfección no se destruya con la presencia de cenicientas y zarrapastrosillos siempre  esperando que caigan unas migajas de ese cuento de príncipes y princesas, había un realidad más exótica todavía y tal vez más emocionante. Y se decidieron por un viaje “de aventura” hard core. Una aventura sorprendente al otro lado del espejo, allá donde los excluidos del mundo, que no conocen de piscinas ni de daiquiris con rodajas de limón, están sedientos de otras cosas y sirven en bandeja la oportunidad única de encontrar dentro de ti mismo las claves de la felicidad: la que se encuentra a través de la generosidad, el afecto y la conmiseración por los demás.

Para esa aventura no se pasaron por el Carrefour de Villalba , por la tienda de Coronel Tapioca, para vestir  camisas y pantalones y sombreros de explorador capaces de conjurar la emoción y el desafío. La brújula ya la tenían.

“Kerr Gallo? Que quieren  vdes  pasar la Luna de Miel a la Explanada de Kerr Gallo? Y éso donde está?” debió decir la inexistente y amable señorita que atendía a los ilusionados novios. “¿no estará cerca de Machupichu, o era por el Desierto del Gobi?. Déjeme un momento que lo consulte.  Don Luis ¿tenemos algún plan de Luna de Miel para la Explanada de Kerrgallo,? Que aquí hay unos jóvenes que se casan la semana que viene y dicen que quieren emociones fuertes, singulares y que tengan mucho amor. Algo diferente”
Pues no lo sé, Purita , pero trata de averiguar el teléfono o el email de ese centro turístico, ese hotel o playa o  lo  que sea , antes de que lo pille los del Club de Pacaciones”

“Oiga señora, señor,  y serían tan amables vdes de darnos información sobre ese destino tan excitante que me están contando...¿cómo dicen que se llama? La explanada de qué..?”

“La Explanada de Kerrgallo, Purita, de Kerrgallo...”


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