viernes, 9 de abril de 2010

LOS NIÑOS DE KERRGALLO (LIV). Dos huevos con patatas fritas..


...y una hermosa bandeja de pimientos verdes fritos y bien salpicados de sal. Eso es lo que vamos a comer aquí hoy.



Lo excelente de los pimientos no es que tienen una pinta buenísima sino que además proceden de la huerta de los niños de Kerrgallo. Aunque el profesor se niega y se enfada, dentro de sus buenos modales, a que se le paguen los frutos de la huerta, ello se hace idefectiblemente, con los pimientos, los calabacines...Los tomates fracasaron rotundamente con la maldita mosca blanca. Parece que a las plantas de los pimientos aunque le afecta , no impide , por ahora al menos, que hayan empezado a florecer y a dar frutos.

Las caléndulas tienen ya buen porte para repicarse por toda la huerta y veremos su efectividad. Vamos a comprar una bomba fumigadora, que la necesitábamos y emplearemos el caldo de las hojas del árbol de Neem, maceradas, para rociar las nuevas plantas .

Los triángulos de hierro que está haciendo Gibril, van terminándose y la próxima semana se instalarán , si Dios quiere, y podremos empezar a techar la escuela.

Se han cimientado los perímetros que conforma las terrazas exteriores de las aúlas y también se levantarán para empezar a rellenar a nivel tanto las terrazas como las clases.

El dispensario se está acabando con la colaboración desinteresada de Omar, el hijo del Imam, y el profesor me dice que dos albañiles de la comunidad cristiana de Kerrgallo, van a venir voluntariamente a ayudar en la construcción. Todo marcha bien, con una buena colaboración.

Antes de ayer estuvimos comiendo en la huerta un gran grupo, de procedencias distintas. Seis amigos que volvían de una semana en el país Bassari, en Senegal, que antes estuvieron en casa,y que habían hecho su aportación como Mensajeros de la solidaridad: material de trauma traído por Javier y Laura, una donación en metálico que Maite y Ernesto había recogido en una cena de despedida entre sus amigos y que sigue contribuyendo a ese milagro de la "bolsa" de los Niños de Kerrgallo, que parece se mantiene en el mismo nivel, a pesar de que la escuelita se levanta poco a poco cada día, Emilio y Raquel, con más batidos y medicinas, y unos balones preciosos que se estrenarán en la Primeras Olimpiadas de la Escuela de Kerrgallo....Ah, que no os había hablado de éso? pues pronto os lo cuento...

Otro Mensajero, Javier, que nos trajo para los chicos, más batidos. Y el grupo lo cerraba un amigo inglés, Roy, que acompañado de Fatu y su hija Sally, pasaban por aquí y estuvieron encantados de conocer aquel restaurante. En total, los once, excluyendo la pequeña Sally , dejamos 550 dalasis. Prácticamente para un saco de arroz. Fenomenal. Pues la satisfacción de los comensales solidarios sigue siendo total. Ese asunto funciona y se ha convertido ya en una fuerte decente de autosubsistencia y autoestima. Y para los que lo gozamos, un lujo.


"Qué hace aquel grupo de chicos?" me preguntó Javier, apuntando a un grupito de 8 que andaba con palas y  un molde , mientras otro pateaba como si fuera uva, sobre un montón de tierra arcillosa.

"Hace un año una de las cabañas en las que duermen, hechas de adobe, cayó, suele pasar tarde o temprano con estas construcciones ausentes de cemento, compuestas de tierra y agua. Tras la últimas lluvias el montón se hizo más informe al reblandecerse, y ahora los chavales rematan ese trabajo, amasan de nuevo la tierra y vuelven a ponerla en moldes para obtener  bloques otra vez. Imagino que para levantar una nueva cabaña. Parece que son más los nuevos alumnos que llegan a esta escuela"

Al volver a la granja, el mensajero me comentaba "Qué disciplinados son ¡. Cuando me acerqué a ver lo que hacían, pararon el trabajo, vinieron a saludarme, y tras ello, volvieron a la faena"

Los viajeros pasaron un buen rato con el profesor, el cual no pierde ocasión para hacer muchas preguntas interesado en como se llama ésto o lo otro en español, tras lo cual lo apunta en su libretita. La señora de la granja vecina, ha empezado a darle clases de español, pues Yuma Njay quiere aprenderlo para enseñarlo a los chicos. Y el profesor le devuelve el favor aumentando sus conocimientos de árabe.

Desde hace un par de semanas el vergel de la escuela ha venido a enriquecer la dieta de los chicos y a llenar sus estómagos. Fué una sorpresa para mí, pero sucede que la escuela tiene un campo, no muy lejos de allá, en donde abundan los árboles de Katsu, ahora repletos de frutos.


El campito está a 200 metros de la aldea, al final del repecho del camino que conduce a Buniadu, y todos los días al pasar por el camino, me veo a los chavales cogiendo frutos, o echados a la sombra generosa de uno de los árboles, mientras tuestan las semillas de ese fruto, que en español llamamos anacardo,  y que dan al ser tostadas ese extraordinario y riquísimo fruto seco del mismo nombre: el Anacardo. Los crios rondan por allá a todas las horas que tienen libres, poniéndose hasta la gorra con sus  frutos , retozando a la sombra del vergel mientras tuestan las semillas.

Al pasar suelo pararme con el coche, ante lo cual corren los chavales a llenarnos el regazo de "Katsus".

 

No es tiempo de hambre teniendo esos árboles  a su disposición derramando  generosamente sobre los chavales y sobre cualquier vecino, cuantos frutos deseen, más de los que pueden engullir, y eso sí que saben hacerlo bien. Se les ve muy felices.



 Lástima que la cámara de fotos no de para más, pero las imágenes desde el camino de los muchachos disfrutando en ese paraíso son magníficas y enternecedoras. El otro día volví a preguntar a unos cuantos de los mayorcitos, si ellos eran felices allá. Una vez más la respuesta, tanto en parcas palabras como en sus más explícitos rostros, fué taxativa. Si hubiera que hacer una traducción libre, buscando concretar el sentido de las palabras, diría que me contestaron "Puf, no veas¡"



El fruto del Anacardo o Kasu es sorprendente. Su semilla, en forma de habichuela es exterior al fruto, el cual, de color amarillo o arrebolado,  es de una pulpa acuosa en demasía, pura agua, que se come entera mientras te chorrea al hincarle el diente. Todos acabamos comiéndolos con el torso inclinado hacia delante para que el líquido se derrame sobre la tierra y no sobre nuestras pecheras. Tras lo cual su sabor dulce deja un gusto rasposo como el del membrillo.

Los cubanos le llaman Marañón, y también abunda por aquellas tierras. Tiene muchos otros nombres, además de Anacardo, Katsu o Kasu, Marañón: Castaña de cajú, Jocote,  Nuez de cajú, Nuez de caoba, Merli, Acacauba, Acajú, Acayoba, Cajuil, Caracolí, Caují, Caujil, Cayutero,y  Merey.


 La vida a veces es extremadamente generosa. Casi siempre. Y si a veces se muestra reticente , también es cierto que nos compensa a menudo con unos pimientos verdes fritos y una fuente de anacardos para endulzarla.

2 comentarios:

Marta dijo...

Mmmmmmmmmm, riquísimo todo!!!!!!!!

Por cierto, antes se me olvidó mandar saludos a nuestros amigos de Disneylandia ;)

Inma dijo...

Enhorabuena!!!!!!! que pinta más formidable tienen estos pimientos y anarcardos!!! Os mando un fuerte beso desde Barcelona y os deseo buen provecho a todos