domingo, 7 de marzo de 2010

LOS NIÑOS DE KERRGALLO (XLI). Otra manera de ver las cosas

Hoy recibí una carta de un buen amigo, en donde entre otras cosas me decía " Sigo disintiendo del trabajo gratis, pero tu sabrás mejor que nosotros..." Yo sé que puede sorprender e incluso indignar lo que trato de hacer en ese sentido, por tanto, deseo hacer pública mi respuesta a este buen amigo mío y de los niños de Kerrgallo.

Es otro debate.

"Querido amigo. Yo no planteo un  sistema de trabajo gratis. Planteo otra cosa. Jamás he sabido hasta donde llegaría con los fondos que podía disponer. Además jamás he pedido a nadie, ni por escrito ni de cualquier manera, dinero para esos chicos. Ha sido la solidaridad la que ha acudido desde los corazones de los donantes sin que se les pidiera, expontáneamente

Tan solo pensé que lo que me llegaba era propiedad de esos probres muchachos, y yo como administrador debía de velar por su patrimonio estirándolo lo más posible. Lo que ahorrara por aquí, serviría por allá para hacerles otra cosa.

Esto no es un proyecto con unos fondos pedidos  y obtenidos. Jamás supe donde llegaría, y todo aquello que puse y que me ofrecieron para ellos, lo administro como la  leona la carne para sus cachorros en tiempos de hambruna. Es tan solo una cuestión de prioridades, no de bonitas teorías.

Pero si de bonitas teorías se tratase, yo tengo una: el valor de la solidaridad. El llamado a todos, a todos, para que hagan algo por quien dió toda su vida por unos chavales y por unos chavales que no tienen más que a un tímido y débil hombre que les defienda.
Mi teoría es que aquello que una vez me dijo una chica culta en el ferry hace cinco años "nuestro problema, el de los africanos es que cada uno mira para sí mismo, que somos muy egoistas" puede cambiarse por difícil que sea.

Pues bueno, mejor me parece luchar por cambiar éso, llamar a las conciencias y provocar que den lo que puedan, que una posición siempre respetable como la que expresas. Tan solo en este caso, en el de estos chicos, en el de esta escuela.

Y me llena de satisfacción ganarle pequeñas batallas a la ruindad de algunos. Pero más me llena descubrir que hay gentes, hombres que conocen al profesor y su trabajo, que son inménsamente felices de dar cosas por él ¿Voy a ensuciar esa joya de sus corazones con nuestro dinero? ¿vamos a poner precio a todo hasta a la generosidad que sale expontáneamente del corazón? Yo sé a quien doy caña. A los  que venderían a su madre. Se a quien doy caña y a quien me gusta torcerles el brazo. Pero no busco eso, busco provocar el amor y la solidaridad y el orgullo de ser hombre.

Modu, el maestro albañil, ahora se va a Senegal cuando acabe el zuncho del encofrado. Volverá, si Dios quiere, en poco días y promete traer más albañiles.

Mi mayor satisfacción no será haber levantado la escuela, será haber provocado un trabajo solidario y haber dado ejemplo, como hoy le decía a un joven hombre cristiano de la aldea agricultor que sabe y que va a venir a ayudar en la huerta a los chavales, a toda la aldea, de que si nos ayudamos unos a otros podemos salir adelante, ante cualquier problema.

Esa es una batalla más dura que la de buscar fondos, pero vale la pena amigo mío, vale la pena construir corazones mejores, plantar semillas en el espíritu.

Unos días de trabajo remunerado no sacará a nadie de pobre. Unos días de trabajo hecho por amor puede hacerles inensamente ricos.
Y otra gran satisfacción para mí , será que la escuela no haya sido levantada solo por blancos, sino por africanos  también que asumen su destino en sus manos, dando lo mucho que pueden dar, aunque sean pobres. Eso hay gente que lo entiende, y cada día acuden algunos más a echar una mano, en la aldea, para levantar la escuela,  cuando lo primero que esperaron es que algo les cayera. Y lo entiendo, Ahora se plantean no en ver que "hay de lo suyo" sino en cómo pueden ayudar. No sé cuantos serán al final, si tres o treinta, pero yo lucharé para que esa impagable satisfacción que se siente al  hacer algo por amor, o por verguenza torera, sin esperar nada, la puedan disfrutar el mayor número de seres humanos en esta aldea. Sentirse hombre y orgullosos de haber hecho algo, con esfuerzo y aún desde la necesidad, por los demás, especialmente por los más desfavorecidos y desprotegidos.

Yo no voy a pedir dinero a los blancos, pero me voy a crujir el espinazo por pedir a los africanos que se muevan de una  vez. Quizá esto sea dificil de entender, pero sé por qué lo hago. Mi objetivo no es recoger los fondos, sino transformarnos un poco todos nosotros por dentro.

Hoy vino a la obra Samuel, un joven hombre cristiano de esta comunidad de Kerrgallo, agricultor enseñado en Njawara. Le he dicho directamente que por qué no ayuda a sus hermanos, a esos chicos, en la huerta, que bastaría media hora al día, él , que es un vecino de ellos, para sacarles de un apuro. Me ha dicho que a veces se ha pasado y ha ayudado. Le he dicho que puede hacer más, que me gustaría que cada día vaya y ayude. me dice que en cuanto esté el agua lo hará, que Jesús vino a sufrir por nosotros y que nosotros lo debemos de hacer por los demás. Le digo que es así, y que debemos de dar una lección en la construcción de esta escuela que va a ser levantada por blancos y negros, por musulmanes, cristianos y ateos, porque esta escuela nos debe de enseñar en donde podemos todos coincidir y cual es el camino de salida para esta  humanidad.

Y que tan solo depende de nosotros el hacerlo


Un gran abrazo amigo, hermano y compañero

Gustavo"

Mudu Sarr, el albañil está encantado de hacer lo que hace "porque el profesor se lo merece todo" .¿Está mal lo que hace, debe pedir salario por ello? ¿y qué diferencia hay entre que  lo haga Modu o  que lo hagan otras personas como Aitor y Chiara por las mismas motivaciones? ¿Es que por ser moreno, o trabajador hay que privarle de poder ser hombre y generoso? ¿Es que ser voluntario solo es patrimonio de los blancos solidarios?

Es tan solo un caso especial: el de estos niños y el de esta escuela. No es aplicable a otros proyectos si hay dinero para ello.

Foto de Gabi Massana

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