sábado, 6 de marzo de 2010

LOS NIÑOS DE KERRGALLO (XXXIX). En Marzo florece

Hay veces que la intensidad de la vida toma las maneras de una tormenta. Es como  un exceso de "seidad", una hiperconcentración de enegía , que  actuando a su vez cómo un imán de más energías hace que la cosa se acompañe de rayos y centellas, con nubarrones y chaparrones abrumadores. Pero la verdad es que pasados los truenos y el descontrol pasajero de los acontecimientos, tan solo nos queda la tierra empapada a rabiar, peñada de futuro.

Tan solo quiero quedarme con el olor de la tierra humedecida.

Hemos de gozar y de sufrir para sacar esto adelante. En cualquier caso es la consecuencia natural de vivir las cosas al todo o nada  No podemos dejar de montar los corceles que nos gustan, aquellos para los que estamos hechos. Tan solo no podemos escapar a nuestro destino, porque no queremos.

Ha escampado por fin. Los días vuelven a la suavidad y a la paz de nuestras cosas, tan sencillas en el fondo y en la forma, repasamos los aciertos y los errores de las últimas escaramuzas en el frente, y ajustamos el tiro, pues lo que es seguro es que volveremos, una y otra vez a la misma línea de batalla. La verdad es que nos gusta esa ubicación. La batalla contra la injusticia , la miseria, el desamor, la hipocresía, la intolerancia, la ignorancia y el desconocimiento.

Luchamos con nuestras armas, y nuestra acción y testimonio revalidan en todo caso su utilidad, y observamos perplejos como a veces son la particularidad de esas armas las que despiertan la agresividad sin tomar en cuenta los objetivos a los que se dirigen. Nuestro enemigo común es otro, es el que está enfrente, es esa recua de canalladas, no las armas ni los fundamentos que yo utilice en esa batalla.

Florín, cimitarra, albaceteña o toledana ¿qué más da, compañero? ¿no es aquel nuestro enemigo común, o no tenemos enemigos suficientes como para entretenernos en otras historias?

Volvemos al día a día, y con la tranquilidad contemplo el poso extraordinario de semanas como la pasada, en donde confluyeron tantas personas y organizaciones , en torno a esta historia. Con su generosidad, haciendo que todo de un paso más adelante, o muchos, gracias a todos vosotros.

Tres grupos de personas , tres historias, tres maneras de aportar a esta lucha común, de luchar contra lo mismo, de formas y entendimientos diferentes.

Todo el elenco que confluye a veces en El Color de la Papaya.

Pasó por aquí un encantador grupo de jóvenes, acabando su carrera de enfermería, asomándose al mundo por su lado más feo. Trajeron, una vez más , esos batidos proteínicos que Mensajeros X Gambia consigue para los niños desnutridos, y que tantos esfuerzos le cuesta a esa cadena humana en buena parte anónima que los acarrea. Y gastos.  Adquirieron dos libros que donó Rafael para apoyar el trabajo de Heike. Y comieron en la huerta ese fantástico arroz solidario. Turistas que sin dejar de disfrutar de sus vacaciones aportan su grano de arena valiosísimo en esta lucha contra el dolor y la miseria. Gracias.

Pasaron por aquí viejos amigos de esta casa, un día viajeros y hoy mucho más: gente venida a trabajar por el presente y el futuro de esa comunidad de chavales. Gabi y Marta, José Luis y Antonia, con una importante cantidad de dinero salida de sus bolsillos, de los de sus compañeros de trabajo, y acarreando otro tanto que Flor y Pablo y sus amigos enviaron. Todo ello para hacer que el agua corra de nuevo en aquella huerta. Y llegaron cargados como mulas de paquetes con más batidos de MxG, medicinas conseguidas en farmacias y hospitales, leche en polvo para los niños de la aldea, y haciendo de mensajeros de Bon dia Gambia para traer de su parte, jabones, dentífricos y material escolar.

Y pasaron Conse y los amigos de Makamaru con una aportación generosísima para esa aldea: 25 sacos de arroz para la escuela y 12 más para la familia más pobre y necesitada de Kerrgallo. También compraron libros para apoyar a Heike y llevaron más  batidos de MxG y más medicinas.

Esa semana, los arroces tomados por estos visitantes ha dado para cubrir las necesidades de esa escuela.
Ha sido una semana muy intensa y llena de cosas buenas. Y nos reafirmamos en seguir jugando ese papel de puente, al servicio de esos chavales de Kerrgallo, que concita voluntades y acciones tan diferentes como las que arriba se reflejan.


Visita de Makamaru al restaurante solidario El Color de la Papaya



12 sacos de arroz para la familia más pobre y 25 para la escuela. gracias MAKAMARU


El Stock actual depositado en la Granja por las aportaciones de Nakupenda y Makamaru para los niños de Kerrgallo es de 39 sacos y 4 garrafas cada una de 20 litros de aceite.

Hoy se ha entregado un saco de arroz y una garrafa a la Escuela. Como anuncié he cambiado el método: en vez de dar 5 kilos diarios, se dará tres sacos al mes, uno cada 10 dias, de manera que se les sigue aportando lo mismo, 150 kilos al mes, que supone el 30% de su consumo.

El stock para la familia de Kerrgallo es de 12 sacos: uno donado por Nakupenda en la última visita de Sebastián Gosatti y los once dejedos por Makamaru. Cada mes les llevaremos uno.

 
Los donantes haciendo entrega del primero de sus sacos a esta familia.

  
El Profesor y Conse. Acercando distancias.  Buen rollo.




Pepe trabajando. Preñando el futuro.


                                                Pepe, midiendo la explanada de los muchachos

 
Makamaru compartiendo la diversidad, acercando mundos. Solidarios.

Recuerda Salvador, si diluyes Sulfato de Hierro en agua y la aplicas cuando el cemento no esté aún seco con una brocha grande y sin demasiado cuidado, obtendrás un bonito color: el de la papaya. Como la tierra misma. Gracias Silvia

1 comentario:

Silvia dijo...

Ya te contaré el resultado Gustavo,porque lo haremos. Salva dice que tú también recuerdes como se atan los tomateros en canarias ... Ha sido un placer. Volveremos. Un abrazo